La Policía Local precintó el pasado domingo la plaza Joan de Borbó por la presencia de orugas procesionarias. | Joan Juanico

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Las orugas procesionarias detectadas el pasado domingo en la plaza Joan de Borbó de Ciutadella han hecho saltar las alarmas en el municipio y el Ayuntamiento estudia la situación para aplicar el tratamiento correcto y erradicar la plaga, con los peligros que ella conlleva, como urticarias y reacciones alérgicas.

En el entorno de la plaza Joan de Borbó, conocida también como plaza de l'Empordà, están ubicadas la parroquia de Sant Antoni Maria Claret, la 'escoleta' Joguina y el palacete donde residió Juan Ignacio Balada Llabrés. También hay un parque infantil que ha sido clausurado como medida de seguridad para proteger a los menores de posibles riesgos.

Endoterapia

Desde el Ayuntamiento de Ciutadella afirman que este enclave urbano, así como otros espacios del municipio en los que hay pinos, tales como puntos cercanos a centros educativos, parques infantiles, pipi canes y zonas verdes, habían sido tratados este año con endoterapia para combatir la procesionaria.

Se trata de una técnica que consiste en la inyección directa, en el sistema vascular de la planta, de un producto fitosanitario o un combinado de nutrientes que afecta a las orugas cuando devoran las hojas. El objetivo es impedir que se desarrollen y lleguen al estadio en el que provocan urticaria. El método, según los especialistas, tiene una efectividad de prácticamente el cien por cien.

El parque infantil ha sido clausurado para proteger a los menores de posibles riesgos. | Joan Juanico.

Sin embargo, en esta ocasión, como ya ocurrió en 2019 en esta misma plaza, no ha surtido efecto y desde el Ayuntamiento explican que los responsables que se encargan del control de la plaga de orugas estudiarán este martes in situ el caso para determinar cómo proceder.

Fuentes municipales aseguran que, de momento, no se han detectado más zonas afectadas por este insecto e insisten en que es «extraña» su presencia en esta época del año. Las temperaturas anómalas de este invierno habrían acelerado la aparición de la procesionaria, indican.