La finca de Alfurí, al norte de Ciutadella, es una de las diez explotaciones afectadas que venden la leche que producen a Sa Canova. | Josep Bagur Gomila

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Las familias payesas afectadas por la decisión de Sa Canova dicen entender el contexto y las razones esgrimidas por la dirección de la empresa, pero lamentan ser siempre el eslabón débil de la cadena de producción y quien, en última instancia, acaba pagando las consecuencias del mercado.

«Entendemos sus razones, pero que nos baje tanto el precio nos limita extraordinariamente. Y más ahora, en pleno invierno, que es cuando los llocs acostumbramos a producir y a venderle más. Pero agradecemos que al menos luche y no nos deje tirados», dice Eulària, pareja de l’amo de Santa Teresa, Biel Marquès.

«El problema es que nosotros siempre perdemos y ellos siempre ganan», asume Bep Bosch de Alfurí, otra de las grandes fincas perjudicadas. Vende a Sa Canova 450.000 litros de leche al año y, con el recorte que se les anuncia en el nuevo contrato, pasará a ingresar entre 27.000 y 36.000 euros menos que hasta ahora.

«No tenemos más opción que agachar la cabeza y ceder. Estamos demasiado sometidos a los vaivenes de las empresas, cuando son éstas las que deberían elaborar el queso y la cuajada, no los llocs», esgrime Bosch.

Las 55 vacas de la explotación le permiten producir suficiente leche como para venderla a Sa Canova y fabricar el queso propio del predio. Pero, con la reducción de ingresos que se le avecina, descarta invertir unos 50.000 euros en dotarse de la maquinaria necesaria para elaborar cuajada.

«Tenía pensado qué hacer el año que viene en el lloc con la previsión de que cobraríamos la leche a 46 céntimos, no a 40», justifica. «La ley marca que no se puede pagar la leche por debajo de su coste real de producción, por lo que no se explica que aquí se permita».

Tampoco las subvenciones son una solución, porque «siempre están condicionadas y llegan tarde». El último ejemplo es el de las ayudas Provilac para la reestructuración del sector lácteo. Bep Bosch lamenta que se cobren con un año de retraso y que no se haya percibido euro alguno en 2023. «Es cierto que ahora volverán a convocarlas el próximo año, pero no veremos el dinero hasta 2025, y así resulta difícil funcionar. Sin nosotros, los payeses, el campo se abandona, pero deberían ser más sensibles a nuestra situación».

Las ayudas públicas tardan

Por contra, la Conselleria de Agricultura presume que el Provilac ha ayudado a subir el precio de la leche una media del 46 por ciento entre 2021 y 2023. La nueva convocatoria, anuncia el Govern, contribuirá a elevar la renta de los ganaderos, equilibrando «el precio recibido por la leche y los costes de producción» y compensándoles por los sobrecostes derivados de la insularidad.