Adolfo Vilafranca ha retomado plenamente su actividad tras las fiestas. | Katerina Pu

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Tras cuatro años en el gobierno y cuatro en la oposición, Adolfo Vilafranca Florit (Maó, 1978) cumple medio año como presidente del Consell con el reto de dar estabilidad a la institución tras el revés del último pleno, en que la oposición en bloque tumbó el presupuesto. Alejado de Vox, con el que rompió el pacto en noviembre, busca ahora el acuerdo con la izquierda para seguir gobernando en minoría pero sin bloqueos.

¿Ha hecho vacaciones o se ha pasado las fiestas dándole vueltas al presupuesto?
—Solo hice vacaciones plenas la primera semana. La segunda ya subí al Consell. A por trabajo de intendencia y del presupuesto.

¿Y a entablar contactos para buscar quien se lo apruebe, o ya ha arrojado la toalla?
—El presupuesto se prorrogó porque técnicamente debe hacerse, pero no, no hemos arrojado la toalla. De hecho, me reuní la semana pasada con Susana Mora (PSOE) y haré lo propio esta semana con Josep Juaneda (Més) y, después, con Maite de Medrano (Vox).

¿Qué les ofrece a cambio de que no vuelvan a votarle en contra?
—Salvar el bloqueo, poner el presupuesto sobre la mesa, ver en qué cosas podemos ceder y negociar. Le dije a Susana Mora que estoy dispuesto a tratar cualquier tema y a hacer las cesiones necesarias. Entendemos que el punto de partida son sus enmiendas, y muchas de ellas podemos aceptarlas sin más. Para nosotros es una hoja en blanco y estamos abiertos a hablar de cualquier asunto para quitar el bloqueo y dar estabilidad al Consell insular.

¿Negocia solo acuerdos puntuales para salvar el presupuesto, o va más allá?
—Es lo más sencillo. Si negocias aspectos puntuales, es de sentido común que resultará más fácil llegar a pactos. Y en lo primero que debemos ponernos de acuerdo, porque así nos lo demandan los menorquines, es en el presupuesto. Es el punto de inicio.

En cualquier caso, ¿seguirá gobernando en minoría?
—Es nuestra idea. Ofrecemos analizar las propuestas, las aportaciones a la recogida de residuos, el contrato agrario, los mataderos, las pistas de atletismo, la gratuidad de los servicios públicos… A esto añadámosle lo que ellos prioricen y vayamos paso a paso. Los menorquines no entenderían que no nos pongamos de acuerdo, y más cuando las discrepancias en el fondo son menores. Sus enmiendas parciales no son tan distantes y así pueden incorporar parte de su visión política al presupuesto y facilitar que se apruebe.

Por tanto, ¿no volveremos a ver a Vox en el gobierno?
—La idea ahora es alcanzar pactos puntuales. Vox trasladó sus disputas internas al Consell y eso provocó un funcionamiento que no nos gustaba, y mientras eso perdure, no habrá opción. Ahora bien, si solventan sus disputas internas y empiezan a trabajar en pro de los menorquines, no le cerraremos la puerta del todo.

¿Qué debe hacer Vox para volver a entrar?
—Aterrizar en la política menorquina. Los menorquines no entenderían que dejemos de incorporar aportaciones al Fons Menorquí de Cooperació, ni que se deje de apoyar a los colectivos que reciben ayudas sociales. Cuando aterricen en la política menorquina, no habrá inconveniente en volvernos a sentar, pero primero deben saber dónde están.

Vox dice que está perpetuando políticas de izquierda...
—Hay cuestiones que están más que aceptadas. No se trata de derechas o izquierdas, sino de aplicar el sentido común en beneficio de los menorquines. Son necesidades a las que no podemos dar la espalda, como la violencia de género. Cuando lo entiendan, podremos volver a hablar.

Como presidente, también tuvo que cesar a su directora insular de Proyectos Sostenibles por montar una fiesta privada en el Llatzeret y, meses después, encargan una auditoría para saber cómo se gestionó los ocho años anteriores. ¿Qué esperan encontrar?
—Ponemos en práctica el plan de auditorías que anunciamos. Y no nos limitaremos solo al Llatzeret, sino que lo extenderemos también a otros organismos como el Institut Menorquí d’Estudis (IME), que fraccionó contratos. No podemos cerrar los ojos si se hicieron distintos contratos con una misma finalidad. Hay indicios de que se obró mal, pero hay que corroborarlo, ponerle solución, y que quienes lo hicieron mal ese momento asuman su responsabilidad.

Han confeccionado el presupuesto más alto de la historia, 162 millones. Entiendo que mantienen el grueso de su propuesta para que sea aprobada.
—Sí, porque es un presupuesto positivo para Menorca, que incorpora once bomberos y acaba con la precariedad del servicio, invierte un millón en renovar la flota de camiones, garantiza el personal para la nueva residencia de Santiago, las ayudas a los clubs deportivos que gestionan instalaciones privadas… Entiendo que la izquierda ha tenido una postura más política. No quiere que pactemos con Vox, pero tampoco nos da facilidades para alcanzar acuerdos. Ahora tiene la pelota en su tejado para hacer propuestas realistas que permitan un entendimiento.

¿Les ha marcado un plazo?
—Sí. No podemos posponerlo indefinidamente. Este mismo enero debe quedar ya encaminado.

¿Qué consecuencias acarrea prorrogar el presupuesto?
—No se contempla ninguna subvención nominativa y entidades deportivas y sociales como Cruz Roja se quedan sin subvención.

¿De ahí su llamada a la responsabilidad?
—Puedes obtener un rédito político de tener un gobierno en minoría, pero no bloquear hasta el infinito la acción de gobierno de un partido que, además, es mayoritario. En algún momento debes llegar a acuerdos y no poner condiciones inasumibles que sigan bloqueando el presupuesto. Espero que, una vez resuelto, la visión que tendrán será la de no bloquear y dejarnos gobernar. Estamos dispuestos a ceder, pero no sabemos si ellos también lo están. La semana que viene ya deberíamos concretar. Pero si se cierran a negociar, será difícil de entender.

¿Con qué otras prioridades empieza el año?
—La ITV. Aún no va a la velocidad que desearíamos, por lo que trabajamos en unos pliegos para adjudicar de nuevo el servicio. También redactamos el plan de inversiones en recursos hídricos, estamos con la compra del Aeroclub, en definir los usos del edificio de Correos... Y estamos con las nuevas concesiones de bus, sin las que se condiciona la gratuidad y la posibilidad de abrir nuevas líneas. También hemos mandado una carta al ministro de Transportes para reactivar la financiación de las obras de la carretera general.

Antes de las elecciones, la izquierda amagó con limitar la afluencia de vehículos en temporada. ¿Ustedes van a promover también esta restricción de entrada?
—Nos hemos encontrado dos informes que se encargaron justo antes de las elecciones, tan poco elaborados que no hay ningún técnico de la casa que quiera firmarlos. Y hasta tendremos que hacer algún subterfugio para pagarlos. Eso te dice claramente cuál es su validez. No nos cerramos a limitar la entrada de vehículos, pero con un estudio serio y riguroso, que puedan avalar los técnicos del Consell. No lo utilizaremos como arma política ni para lanzar un mensaje diferenciador, como hace determinado partido, sino que tomaremos medidas solo si es necesario. Hay que evaluar por qué se producen los colapsos circulatorios y si tenemos la red viaria que corresponde. Teniendo una carretera en obras desde hace ocho años, es normal que el tráfico se resienta. De hecho, ahora lo prioritario es terminar la carretera.

También han anunciado una modificación del PTI para, entre otras cosas, ampliar la vía de legalización de los ‘hortals’ o el alquiler turístico. ¿Piensan tirar adelante con lo previsto o, así como ha ido con los presupuestos, tratarán de pactar antes sus propuestas?
—Todo deberá pactarse. Si fraccionamos las propuestas, será más fácil. Hemos pedido aportaciones a los ayuntamientos y haremos un borrador con las ideas que veamos aceptables. Y, a partir de aquí, hablaremos con todos. Estamos de acuerdo con el modelo de Menorca. Hay cosas mejorables, pero no queremos cambiarlo. Eso no se discute. El PTI es incompleto, porque carece del estudio de capacidad de carga. Solo por eso ya hay que modificarlo.

La izquierda rechaza extender el alquiler turístico al rústico.
—Lo primordial es calcular la capacidad de carga para ver si se pueden conceder o no más licencias turísticas. Ya hemos encargado el estudio y está en trámite.

¿Qué plazos se marcan?
—Mantenemos el mismo plazo de tener un borrador del nuevo PTI en el primer trimestre de 2024. Luego habrá que negociar, elaborar informes y tramitarlo.

¿No se ha primado demasiado el alquiler turístico y se ha desatendido el residencial? Con lo que cuesta hallar un piso de alquiler para todo el año...
—El mercado inmobiliario ha cambiado por la Ley Turística que impulsó Més per Mallorca desde el Govern. Abrió la opción de alquilar casi cualquier inmueble y han acabado expulsando el alquiler tradicional y lo han encarecido. Por eso confío en que el decreto de medidas urgentes del Govern facilite la incorporación de nuevos inmuebles, aumente la oferta y baje precios. Como también ayudarán las 150 viviendas sociales que están en marcha en Menorca o los solares que buscan los ayuntamientos. Y desde el Consell teníamos dos ayudas en el presupuesto para dar facilidades a los jóvenes y arrendadores para alquilar. Pero, sin presupuesto, no existe ninguna línea.

¿Qué acciones van a impulsar para poner en valor que la Menorca Talayótica ya es Patrimonio de la Humanidad?
—Destinaremos medio millón a Son Catlar, otros 300.000 euros a invertir en patrimonio histórico y daremos fuelle al plan de gestión. Promocionaremos la Menorca Talayótica para atraer turistas fuera de temporada.

Pero, tras perder los vuelos con Londres, habrá que volver a mejorar la conectividad.
—Así es. Nos encontramos que había caído la conexión con Londres y peligraba la de París y, en unos meses, hemos logrado reconducir la de París y hallado una solución puente para la de Londres, con el objeto de reducir el tiempo de espera en el Aeropuerto de Barcelona para que la escala sea de solo dos horas.

¿Existen otras vías que la del comárketing para que se programen vuelos internacionales en los meses de invierno?
—La solución pasa por hacer promoción constante de Menorca. Elaboraremos un plan consensuado con la patronal y los demás grupos que nos permitirá hacer promoción permanente y generar demanda. Hay que escoger los mercados y empezar a trabajar hasta que sea viable que las compañías programen vuelos sin que debamos financiarlas.

Con la puesta en marcha del parque solar de Son Salomó, Menorca ya se nutre más de energías limpias que de la central de Maó.
—Hay un mantra que vincula a la izquierda con la defensa del medio ambiente con el que no estamos en absoluto de acuerdo. La Ley de Espacios Naturales, el parque natural de s’Albufera, las Directrices de Ordenación Territorial, la Reserva de la Biosfera, la clausura de los vertederos ilegales…todo lo ha hecho el PP. Somos unos firmes defensores del medio ambiente y de las energías renovables. Ahora adaptaremos el parque eólico de Milà para instalar nuevos molinos, de mayor potencia y 100 metros de altura, un impacto que queremos consensuar. También hemos solucionado los problemas de la recogida puerta a puerta, y aportaremos 3 millones para mejorar la selectiva, que ya ha pasado de un 20 a un 80 por ciento de reciclaje. Los beneficios son indudables.

Le veo más próximo a acuerdos con la izquierda que con Vox...
—No nos cerramos a ningún acuerdo, pero su resumen no va desencaminado.

Viene Sant Antoni y el presidente del Consell acostumbra a aprovecharlo para dar tres ‘tocs’, a modo de reivindicación, en su discurso institucional. ¿Ya ha pensado los suyos?
—Le adelantaré uno: que todos dejen de lado los intereses partidistas y antepongan los de Menorca para alcanzar acuerdos. Los otros dos ya me los reservo para el discurso.