Pequeñas embarcaciones amarradas en el puerto de Fornells, de competencia autonómica y que tiene una enorme demanda de puntos de atraque y fondeo | Josep Bagur Gomila

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Día 1 de enero de 1993. Esa es la fecha en la que solicitaron obtener un amarre de base en Fornells los tres primeros de la lista de espera que ha publicado Ports Illes Balears, ahora que ha iniciado el proceso de adjudicación. Han pasado 31 años y entre los 571 inscritos hay personas que han fallecido, se han jubilado, han cambiado de barco o finalmente han desistido; otros tal vez, con más suerte, hayan podido encontrar un punto de amarre en otro puerto. Lo cierto es que la lista pone en evidencia la enorme presión sobre el litoral y el déficit de amarres en Menorca, en la que muchos de sus propios residentes se sienten excluidos de la práctica náutica, expulsados del mar.

La bolsa de solicitantes hecha pública por Ports «no es real», afirma el presidente de la Asociación Menorquina de Empresas Náuticas (Asmen), Justo Saura, es más que probable que esté inflada por solicitudes duplicadas y no ha sido depurada para determinar cuáles son las necesidades reales de aquellos que, si es que todavía perseveran, se apuntaron para lograr un amarre en el siglo pasado.

Saura confirma el evidente déficit de amarres en la Isla en general y en Fornells en particular, «la demanda no se va a cubrir, faltan amarres y hay que gestionarlos mejor». La adjudicación se realiza de acuerdo con la normativa del Govern, «es el mismo sistema en todo Balears, no hay nada que negociar ahí», declaró este miércoles Saura, miembro del Consejo de Administración de Ports IB, quien también recordó que en varias ocasiones se ha solicitado al ente público que la lista de espera sea depurada, porque es previsible que se produzcan bajas. Algunos propietarios de barcos, cuando están en busca de amarre, se inscriben en listas de distintos puertos, «y si consiguen un puesto, no se borran» de todas, apunta el responsable de la asociación.

Al mismo tiempo el presidente de Asmen recordó que el proceso burocrático para que se produzcan las adjudicaciones es lento, puede demorar meses, ya que se tiene que notificar a cada uno de los 51 primeros de esa bolsa de solicitantes, no se puede ir avanzando en la lista sin antes localizarlos porque, de lo contrario, podrían plantearse recursos y complicarse aún más el proceso.

Cambios en el sistema

Algunos peticionarios no están de acuerdo con que puedan perder el turno que cogieron hace años porque han cambiado sus circunstancias personales o el tamaño de la embarcación con la que optaron hace décadas, ya que en el listado de solicitantes se especifican las características, eslora y manga, del barco que tenían entonces pero que pueden haberse quedado obsoletas.

«Incluso hay gente que preferiría comprar la barca después de tener seguro el amarre para adaptarse», explica Jordi Moya, uno de los navegantes afectados, en el número 78 de una lista que, ni de lejos, se cubrirá, ya que solo hay 51 puestos que salen a adjudicación en la bahía.

Este propietario considera «una gran injusticia» que alguien pueda ser ‘saltado’ en la lista porque, transcurridos 20 o 30 años, las medidas de su embarcación son otras. «Deberían dar a elegir amarre, por orden, según tus necesidades, no realizar una adjudicación de acuerdo con condiciones que han quedado obsoletas, los barcos y las familias cambian, hay gente que no ha podido pagarse un amarre en tránsito y está con su barca en tierra, jubilados que ahora ya no pueden ni pagarse un amarre base, otros que tienen la barca en tierra, luego dicen que si están por las ‘tanques’, tienen que dar soluciones, no se puede esperar otros 20 o 30 años», señala. En su opinión, debería de abrirse un plazo para actualizar las condiciones de los solicitantes, o «ir llamando por antigüedad» para efectuar una depuración de la lista y que esta se adapte a la realidad.

El apunte

También el Club Nàutic tiene 92 socios que aguardan un sitio para su barco en Ses Salines

En el Club Nàutic Fornells también hay socios que esperan para tener un amarre. Son un total de 92, que aspiran a un sitio en Ses Salines, donde el club gestiona 74 puntos de atraque mediante una concesión que expira en 2042. La entidad también cuenta con 51 puntos en los campos de boyas y 29 amarres en un pantalán de temporada en el puerto. Las peticiones a la cola son para los amarres fijos.

Este listado es real, explican desde la gerencia, ya que se trata de socios, conocen sus circunstancias y además se dividen las solicitudes por esloras. Lo que también es más que probable es que esos 92 peticionarios estén también en la lista de Ports IB.