Dos de los tres bloques de pisos promovidos por Fbex en Dalt sa Quintana. | Josep Bagur Gomila

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La promotora del edificio incendiado este jueves en Valencia, con 138 viviendas construidas en 2008 y en el que han fallecido varias personas, impulsó la mayor promoción de pisos de la burbuja inmobiliaria en Menorca. Un proyecto en Ciutadella que refleja como ningún otro los derroteros del sector inmobiliario en la Isla durante el boom de la construcción y su posterior crisis. En su tramitación no faltó un pelotazo urbanístico, con cambios a la carta promovidos por el entonces concejal Avel·lí Casasnovas y salpicado por las permutas del caso Nerer.

La empresa en cuestión es Fbex Promo, una sociedad catalana dedicada a la promoción de viviendas. En 2005, y con una inversión de 12 millones de euros, Fbex empezó a construir una promoción de 132 pisos en Dalt sa Quintana, en la avenida Ciutat d’Alguer, justo al lado del cuartel de la Guardia Civil. Un año después, los pisos considerados de alto standing se empezaron a comercializar a precios prohibitivos.

Un apartamento de 50 metros costaba cerca de 200.000 euros; los de 75 metros ascendían a 300.000 euros; mientras que los más grandes, de 150 metros, sobrepasaban los 600.000 euros. Estalló la burbuja inmobiliaria, estos pisos y muchos otros que tenía en proyección en toda España no se vendían y, finalmente, la promotora quebró en 2010, llegando a acumular una deuda de 1.800 millones de euros.

En manos del 'banco malo'

La promoción original de Ciutadella estaba formada por tres edificios de tres alturas con 132 viviendas, unas 200 plazas de aparcamientos y dos piscinas comunitarias. Al final de los tres bloques se acabaron dos y medio. Antes de la quiebra, Fbex renegoció parte de su deuda con los bancos, entre ellos Caixa Catalunya, que en 2009 se quedó la promoción de Ciutadella, e intentó vender las viviendas rebajando su precio a la mitad.

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Dos años después, la entidad catalana fue intervenida por el Estado, y los pisos de Fbex pasaron a la Sareb (conocida entonces como el ‘banco malo’), y desde entonces los ha ido primero alquilando y después vendiendo. Lo que sigue en venta por algo más de un millón de euros es la parte que no se llegó a ejecutar, y donde se podrían levantar 21 viviendas.

El tercer bloque se llegó a ejecutar la mitad, y la otra parte sigue en venta. | Josep Bagur Gomila

Del pelotazo al caso Nerer

El proyecto de Dalt sa Quintana se empezó a construir en 2005, pero se remontaba del 2002. Ese año el gobierno de PSOE, PSM y UCM aprobó un convenio urbanístico que reducía el techo edificable en esta zona, pasando de las tres plantas que preveía el Plan General de 1988 a solo dos.

En 2004, el gobierno del PP-PMQ, y con Avel·lí Casasnovas como concejal de Urbanismo, invalidó el anterior convenio. Se aprobó un convenio nuevo que recuperaba las tres alturas, lo que permitía a la promotora aumentar la superficie edificable en 5.000 metros cuadrados (al pasar de los 16.000 a los 21.000 metros cuadrados).

A cambio, el Ayuntamiento recibió de esta zona un solar de 258 metros cuadrados, que junto a los terrenos municipales que ya poseía, se quedaba con una parcela de 546 metros cuadrados.

Este solar, junto a otros de propiedad municipal, fueron permutados en 2005 por los terrenos de S’Hort d’en Llinyà al empresario Jaume Gelabert. Esta finca, tasada por 715.000 euros, fue traspasada a la sociedad Gel-Fux, constituida por José María Gelabert y al empresario Francesc Cavaller, ambos imputados en el caso Nerer. Gel-Fux pocos meses después de hacerse con esta parcela la vendió a Fbex por 1,8 millones de euros, para que completara su promoción en Dalt sa Quintana.