El punto de mayor densidad de tráfico se registra entre la rotonda de La Salle y la del hospital Mateu Orfila.

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La Vía de Ronda de Maó registra casi 7.000 coches diarios menos que en 2019, antes de la pandemia, y 3.000 menos que en 2022, cuando el Ayuntamiento instaló dos radares para controlar el exceso de velocidad.

La estación que el departamento de Carreteras del Consell tiene ubicada en el kilómetro 1’8, frente a la rotonda del hospital Mateu Orfila y a la urbanización de Malbúger, registró el año pasado una media de 19.405 coches diarios, frente a los 22.454 del ejercicio anterior y los 26.092 de hace cuatro años. La intensidad del tráfico por la Ronda ha descendido desde entonces un 25’6 por ciento, lo que representa el paso diario de 6.687 vehículos menos.

El descenso quedó más patente durante la temporada turística, cuando llegaron a contabilizarse casi 15.000 coches diarios menos que en el año previo a la pandemia. Así, se pasó de los 37.026 vehículos registrados en julio de 2019 a los apenas 22.694 del mismo mes del año pasado. Las cifras de agosto van de los 35.059 vehículos de hace cuatro años a los 23.151 de agosto de 2023.

La diferencia se ha ido reduciendo en el último trimestre del año, hasta el punto que en diciembre pasaron por ese tramo inicial de la Vía Ronda 15.551 vehículos, casi 5.000 menos que en el último mes de 2019.

Pero los datos indican que la intensidad del tráfico se reduce considerablemente cuando se pasan las rotondas del hospital, de acceso a la plaza Biosfera y la sede del Consell y de la estación de servicio de Cepsa.

Solo así se explica que la estación que el Ayuntamiento de Maó tiene en la avenida Francesc Femenías, en dirección a la plaza Abu Umar, solo contabilizase este enero 181.753 vehículos, lo que supone el paso de poco más de 6.000 utilitarios al día.

La progresiva pacificación del tráfico en Maó, la gratuidad del transporte público y la habilitación de nuevos tramos de carriles bici así lo han favorecido. Pero también pesa el miedo al radar y a las futuras multas por exceso de velocidad, en el que incurren apenas el 0’8 por ciento de los vehículos que transitan por este tramo final de la Ronda. El 99’2 por ciento restante sí se ha habituado y se ajusta a la velocidad máxima permitida.

Los radares, instalados en febrero de 2022, han cumplido hasta ahora una función disuasoria que ha contribuido a elevar la seguridad del tráfico en la Vía de Ronda y en el acceso prohibido al centro.

Dos años de pruebas

Durante estos dos años, desde el Consistorio aseguran que han estado afinando el funcionamiento de todo el dispositivo y solventando algunos problemas técnicos. Así que, una vez comprobado que todo funciona correctamente, en apenas un mes se empezará a sancionar.

Además de los radares, el Ayuntamiento de Maó también instaló hace dos años tres cámaras de vigilancia para restringir el acceso al centro histórico a través de la Plaça Esplanada, un paso que actualmente solo está permitido a unos 4.000 vecinos autorizados.