David Sintes es presidente de la asociación adscrita a PIME Menorca desde hace un año. | Gemma Andreu

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David Sintes, gerente de la empresa familiar Aigües Sant Lluís, asume desde marzo del año pasado la presidencia de la Asociación de Empresas de Tratamiento y Suministro de Agua de Menorca, adscrita a PIME Menorca. Llevaba en la vicepresidencia desde el año 2005 con Sam Moll al frente. Y en la última junta decidió encabezar el proyecto. Es más, Aigües Sant Lluís fue empresa fundadora de la asociación. David Sintes cuenta con una dilatada experiencia tanto en infraestructuras hídricas como en mantenimiento, sector al que ha estado vinculado durante toda su trayectoria profesional.

¿Qué objetivos se marca para este mandato que lidera?

-Queremos dar continuidad al trabajo que se ha realizado hasta el momento. Somos el interlocutor con las administraciones. Participamos en la Junta Insular de Agua y seguiremos organizando cursos, jornadas y conferencias relacionadas con el mundo del agua, tanto para formar a los empleados de las empresas asociadas como para ser un altavoz para la población en general.

¿Cuáles son los principales problemas con los que deben lidiar las empresas suministradoras de agua de la Isla?

-El gran problema es la actualización de tarifas. Hay comunidades autónomas que las actualizan mediante un IPC ponderado, sin necesidad de estudios económicos ni aprobaciones por parte de los ayuntamientos. Aquí, hay empresas que llevan más de 15 años sin poderlas renovar. El Ayuntamiento tiene que aceptar esta actualización. Hay que presentar un completo estudio económico, aprobarse por pleno y luego va al Govern. No actualizarlas es como si tuvieras congelado el sueldo desde hace muchos años. Suben los costes del personal, de los materiales y no actualizar tarifas acaba repercutiendo en el servicio, porque no se realizan las inversiones que deberían. La factura del agua es la más barata que pagamos si lo comparamos con luz, telefonía. No se le da el valor que realmente tiene este recurso y los esfuerzos que se precisan para que el agua llegue al hogar. A ello, añadiría las trabas y las dificultades que nos pone Recursos Hídricos para solicitar una nueva perforación o cualquier otro trámite.

Perdemos calidad y cantidad. ¿Cuál es la situación actual?

-En calidad, la contaminación es por nitratos y cloruros, principalmente. Los nitratos proceden de un exceso de fertilizantes tanto en la agricultura profesional como de ocio y, en menor medida, de viviendas aisladas sin red de alcantarillado. Es por lo tanto, en su mayor medida, de origen inorgánico. La contaminación por cloruros procede de la sobreexplotación en zonas costeras. Pese a esta realidad, se sigue gestionando mal. Tenemos una desaladora en Ciutadella que funciona por debajo de lo que debería.

¿Cómo afrontan la sequía?

-Con el cambio climático, parece que las lluvias irán a menos. El tipo de precipitaciones influye en la recarga del acuífero. Si son muy intensas el agua no se infiltra. Además, se nota muchísimo cuando una primavera es seca o húmeda, porque la falta de lluvia lleva a incrementar el riego en el campo y en zonas ajardinadas. Y cuando llueve tierra es otro momento en el que se disparan los consumos.

¿La situación actual de los acuíferos es preocupante?

-Sí que lo es. El miedo que tenemos es encadenar varios años de sequía, con pocas lluvias. Porque si los niveles del acuífero bajan, entra agua del mar. Tener los acuíferos con un buen nivel, significa que en años de sequía dispondrás de un cojín, pero si llegas a años de sequía con unos acuíferos bajos, vas a tener consecuencias. El acuífero que más lo está padeciendo es el de Subaida. Migjorn parece que se mantiene constante. Ya hay municipios que en verano han tenido que echar mano de cubas. Hay que tener en cuenta que hay zonas turísticas donde los consumos se multiplican por diez en temporada alta.

¿Qué soluciones serían efectivas para dar un respiro a los acuíferos?

-Hay tres aspectos que deberían complementarse para mejorar el estado de los acuíferos. Por un lado, aumentar la reutilización del agua depurada y sustituir el riego que se realiza con agua de pozo por este agua depurada. Se reutiliza un porcentaje mínimo. Además, hay que hacer una gestión de la demanda, concienciar a la gente o, incluso, aplicar normativa. Hay que lograr reducir los litros que consumimos por habitante y día, sobre todo en los grandes consumidores. Y por último, será necesaria una segunda desaladora, en esta ocasión en Llevant.