Mejorar tanto en calidad como en cantidad es una tarea de todos.

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Abrir el grifo es una de las acciones que hacemos con mayor frecuencia. Es un acto sencillo, pero que supone un gran esfuerzo hídrico en un momento en que las precipitaciones se hacen de rogar. Las aguas subterráneas constituyen el único recurso hídrico natural disponible en Menorca (si exceptuamos el tradicional aprovechamiento de las aguas de lluvia). La ausencia de montañas, ríos y embalses, obliga a que la Isla se nutra del agua que consigue infiltrarse en el subsuelo.

Por la constitución geológica de la Isla, gran parte de la zona norte es impermeable y no llega a almacenar agua. Los principales acuíferos se hallan en la parte sur y oeste (Migjorn) y una porción en el norte (Subaida). Casi toda el agua potable de la Isla procede del de Migjorn. Pero, ¿cuál es su estado de salud?

Su calidad se mide por la mayor o menor presencia de cloruros y nitratos. Por un lado, la contaminación por cloruros se debe a los fenómenos de intrusión marina en las zonas costeras de donde se extraen cantidades elevadas de agua en pozos muy próximos a la costa. Según las cifras facilitadas por el Observatori Mediambiental de Menorca (Obsam), con base en los datos de la Dirección General de Recursos Hídricos del Govern, el valor medio de cloruros registrado en 2023 fue de 309,4 mg/l.

El umbral de contaminación por cloruros considerado admisible para aguas de uso agrícola que marca el Plan Hidrológico de Balears es de 200 mg/l. Pero el máximo que fija la legislación actual en materia de aguas de abastecimiento, por la que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano, es menos restrictivo: 250 mg/l.

Así las cosas, de los 18 pozos analizados, seis están contaminados, tomando como referencia el umbral máximo de 250 mg/l. Uno de ellos, ubicado en la zona de Ciutadella, cuenta con niveles de cloruros seis veces superiores al máximo permitido. Todos los acuíferos, excepto el de Migjorn Centro, han empeorado sus registros con una clara tendencia al alza de la contaminación por cloruros.   

El problema de los nitratos

A esta realidad se suma la presencia de nitratos. Esta contaminación del agua se da por el excesivo uso de abonos en la agricultura, la mala gestión de los residuos de algunas fincas ganaderas y la presencia de núcleos de hortals no conectados a la red de alcantarillado. De los 18 pozos analizados, ocho están contaminados por nitratos. Y la media se sitúa justo en el límite permitido, con 49,1 mg/l. Subaida sigue siendo el acuífero que mejor comportamiento demuestra en cuanto a esta contaminación con 7,1 mg/l, mientras que el de Binimel·là roza los 90 mg/l. Es cierto, sin embargo, que a excepción del de Binimel·là, el resto de acuíferos ha mejorado levemente sus índices.

En lo que respecta a la profundidad a la que se encuentra el agua en el subsuelo (denominado nivel piezométrico), su variación permite conocer cómo se encuentran las reservas de agua tras las mayores o menos extracciones. No hay duda de que la sequía y la falta de precipitaciones están reduciendo estas reservas.

Según los últimos datos del Obsam, el acuífero de Migjorn se halla en los 18,6 metros sobre el nivel del mar. En 1984 se encontraba en los 25,2 metros, lo que supone que este acuífero ha perdido 6,6 metros en los últimos 40 años. En el caso de Subaida, los últimos registros disponibles informan de un nivel de 33,6 metros. Si retrocedemos una década, la bajada ha sido de 7,4 metros.

Todo ello lleva a reflexionar que la mejora tanto cuantitativa como cualitativa del agua disponible para el consumo es una tarea de todos.