Los tres periodistas invitados, en el acto organizado por el Cercle d’Economia de Menorca. | Gemma Andreu

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El Cercle d’Economia invitó a los periodistas Josep Pons Fraga, Sebastià Rotger y Miquel Àngel Limón a que respondieran una pregunta en el coloquio del Ateneu del viernes: «Menorca, hacia dónde camina». Los tres, con visiones complementarias, llegaron a la misma conclusión: el pasado de Menorca es mejor que el presente. Al menos, hay síntomas de pérdida, en varios campos, y retos que parece que se afrontan con dudas.

Miquel Àngel Limón, con su capacidad de análisis histórico, llega a la conclusión que Menorca vivió una «auténtica edad de oro», a partir de los años 70. Se creó una «abundancia cultural en todos los ámbitos», que se enriqueció con «una galería de nombres propios», algunas con repercusión en el exterior. Citó como instituciones fundamentales el Cercle Artístic, el Ateneu y el IME y valoró los avances en el conocimiento. Al final encendió una alerta: en los agentes generadores de cultura «hay una tendencia a la fosilización», sin la anterior movilización social y con un mayor peso institucional.

Sebastià Rotger, que suma a la visión periodística su análisis como sociólogo, elogió lo que se ha conseguido: la construcción de Milà, la Diada por Sant Antoni, el IME, la sede universitaria, la mejora del transporte público, la Reserva de Biosfera y la Menorca Talayótica. Después mostró la otra cara de la moneda: la burocracia (tenemos un funcionario por cada 50 ciudadanos, cuando en Eivissa es uno por cada 89); la endogamia, con políticos como J. M. Lafuente, Damià Borràs o Marc Pons, con más de 20 años en política. Entre los retos de futuro citó la creación de «un ecosistema favorable a proyectos de inversión» y promover «el retorno del talento joven».

Francisco Tutzó introdujo el coloquio entre los periodistas.

Josep Pons Fraga, editor de «Es Diari», repasó la evolución de la sociedad, la política y la economía de Menorca desde la Transición y mostró un balance muy positivo. En su exposición puso en contraste los éxitos del pasado con algunos de los retos actuales. Uno de ellos es recuperar la actividad y la ocupación en la industria y el sector primario. Mostró su preocupación por el crecimiento del sector público y especialmente por el laberinto administrativo de tantas leyes y normas. Citó a Chillida y Branson como dos ejemplos de personas que desistieron de desarrollar aquí sus proyectos. También recordó que los anunciados fondos Next Generation no han llegado a la economía insular.