La Catedral de Menorca acoge la ordenación presbiteral de Jaume Denclar | Katerina Pu

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El obispo Gerard Villalonga calificó de «providencial» que la ordenación sacerdotal del diácono Jaume Denclar Quevedo se celebrase en la proximidad de la festividad del Buen Pastor.

«Este pasado domingo -dijo el prelado de Menorca en la homilía- fue consagrado el nuevo obispo de Girona. Afirmó que en la Iglesia las personas más importantes no son los obispos, y quiero añadir que tampoco son    los presbíteros, sino el pueblo de Dios, de que surge el ministerio sacerdotal para su servicio».

Masiva asistencia

La Catedral de Menorca acogió, con masiva asistencia de representantes de todas las entidades y ámbitos de la Diócesis, familiares, amigos y seminaristas desplazados desde Valencia, la ceremonia de ordenación presbiteral de Jaume Denclar.

La Capella Davídica acompañó los cantos litúrgicos, bajo la dirección de Katia Moll, con Tomé Olives al órgano, y Joan Taltavull solista de los salmos.

La proclamación de la palabra de Dios; la ordenación, con la imposición de manos, la unción con el Santo Crisma, la imposición de la casulla, la entrega del cáliz y la patena, la plegaria consagratoria; y el abrazo de paz del obispo y todo el clero; y la Eucaristía integraron la celebración, que fue retransmitida en directo a través del Canal Youtube del Obispado.

Pastor de su pueblo

Dirigiéndose a Denclar, el titular de la sede de Severo manifestó que «Dios te ha escogido como pastor de su pueblo, una llamada que supone algunas renuncias, pero al mismo tiempo te aportará grandes dones del Señor».

Gerard Villalonga destacó la importancia    que adquiere, para el sacerdote, celebrar cada día la santa misa, «con una dimensión eucarística-sacrificial inseparable de la dimensión pastoral, y constituye su núcleo de verdad y de fuerza salvadora».

«Predicar la palabra de Dios, las obras, los gestos que realiza la Iglesia en sus múltiples iniciativas, perderían su fecundidad y sentido si decayese la celebración del sacrificio de Cristo», añadió el obispo de Menorca.

Subrayó Villalonga Hellín que «el sacerdote está llamado a vivir en sí mismo lo que experimentó Jesús en primera persona, o sea, dedicarse a explicar la palabra de Dios y a curar al hombre de todo mal de cuerpo y espíritu».