La conocida como Casa de la Infancia, en Maó, será transformada en un Centro de Protección de Menores

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Más control interior y exterior y opción de imponer restricciones a los tutelados residentes supondrá la nueva categoría a la que el Consell ajustará el Centro de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF) a medio plazo. La conocida como Casa de la Infancia será transformada en un Centro de Protección de Menores de un grado superior al existente que, de entrada, permite la aplicación de medidas no contempladas en este.

El cambio que se prevé en el CAIF forma parte de la batería de medidas que ha adoptado el área de Bienestar Social para mejorar las deficiencias de la gestión del centro en los últimos años, y como respuesta al incremento exponencial que ha sufrido el número de residentes en estos meses recientes, hasta situarse en 29 tutelados, explicaron este jueves la consellera, Carmen Reynés, y el director insular de Bienestar Social, Daniel García del Mar. Uno y otro admitieron la complejidad del momento aunque debe considerarse, dijeron, la generalidad del problema por pérdida de valores, absentismo escolar, mal uso de las nuevas tecnologías y fácil acceso a estupefacientes que inciden en la aparición de patologías mentales en los adolescentes.

Una vez convertido en un nuevo centro de protección de un grado superior, el perfil de los residentes se limitará a los que presentan problemas conductuales y disruptivos con necesidad de intervención especializada,  con lo que se acentuará en la separación por edades y perfiles que ya ha iniciado la Conselleria.

Como norma más destacable los menores podrán estar sujetos a medidas de contención, esto es, que pueden quedar recluidos en su interior en el caso de que hayan atentado contra bienes, cosas o personas, entre otras conductas delictivas contempladas en el reglamento que marcará el día a día de este nuevo centro. Será el mismo documento, en esencia, que impera en el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) en sus dispositivos asistenciales a menores.

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«Se trata de dotar a Menorca de recursos que necesitamos en la actualidad», explicó García del Mar. Para ello es necesario mejorar los existentes con diferentes actuaciones que ya están en curso. Entre las que se harán a corto plazo figura el aumento del control en el exterior del actual edificio y su entorno para tratar de impedir que merodeen por él personas ajenas de conducta dudosa.

Además, se activará el motor de la verja de entrada que se cerrará por la noche, y se levantará un muro que impida la conexión con la Residencia Geriátrica y el departamento de Bienestar Social, del Ayuntamiento. Se aumentará la iluminación en el entorno exterior con un propósito disuasorio, al tiempo que se ha pedido una presencia policial más periódica frente al centro y sus proximidades.

A partir de ahora, técnicos y responsables del Servicio Insular de Familia y de la Casa de la Infancia se reunirán mensualmente para protocolarizar todas las actuaciones que se deban llevar a cabo de una forma homogénea. «No es que no haya protocolos pero se han de actualizar porque los que hay son del 2019 y ahora existe la protección de datos», explicaron.

Se dará nueva formación y reciclaje a los empleados incidiendo en su profesionalización. El número de trabajadores se ha incrementado con 10 nuevas contrataciones recientemente para atender el aumento de menores tutelados por el Consell.

El apunte

Los cambios que se aplican justifican a la anterior directora

Las medidas que ha decidido acometer el Consell para mejorar el funcionamiento de la Casa de la Infancia vienen a justificar, en gran parte, las deficiencias expuestas en este diario por Inmaculada Granells.

La que fuera directora del centro entre 2021 y 2022 hasta que fue despedida por desobediencia, no documentar los datos de los menores, inhibirse en la denuncia de delitos y derivar decisiones en personas inadecuadas, dijo en sus recursos que el personal no estaba formado, era insuficiente, no existía ninguna coordinación y había carencias organizativas y de protocolos de funcionamiento.

Además se refería a que no había separación por perfiles ni edades, lo que provocaba una coexistencia nociva entre ellos por sus diferentes conductas, lo que impedía avanzar en su proceso psicoeducativo.

Estas anomalías son, a la vista del anuncio hecho este jueves por Carmen Reynés y Daniel García del Mar, las que se pretenden solventar con la relación de actuaciones que ya están en marcha.

El cambio de la catalogación del centro, la formación el personal, el aumento de empleados y la separación de los menores según su edad y su perfil, constituyen la base de las soluciones anunciadas este jueves. Incluso se destinará un administrativo del departamento de Bienestar Social para que se desplace a la Casa de la Infancia y digitalice los expedientes de los menores residentes.

La consellera Carmen Reynés declinó este jueves valorar las denuncias formuladas por la directora defenestrada «para no incidir en la estigmatización de los menores; se tramitaron los recursos, se llegó al fondo de la cuestión y hay que mirar al futuro, no soy quién para hablar de esto».