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El escritor francés Laurent Gaudé vuelve a demostrar su talento narrativo con un cambio de registro respecto a sus dos novelas anteriores

Lluís Vergés


La tercera novela de Laurent Gaudé (París, 1972) publicada en castellano trata con sensibilidad del lacerante problema de los inmigrantes africanos que se juegan la vida para intentar llegar a una Europa que contemplan como una especie de Jauja, engañados por la imagen que dan de nuestras tierras las películas, teleseries y anuncios que dibujan un mundo de felicidad y lujo para todos. Pero el camino hacia la tierra de promisión está muy a menudo plagado de obstáculos insalvables y, en demasiadas ocasiones, cuesta las vidas de quienes osaron emprenderlo.

"El dorado" cuenta dos historias paralelas. Por un lado la novela sigue los pasos de Salvatore Piracci, quien está al mando de una fragata que patrulla las aguas sicilianas y se encarga de recoger a los 'sin papeles" para trasladarlos a centros de internamiento desde el que posteriormente serán devueltos a sus países de origen. El segundo hilo del libro, está centrado en las peripecias de Suleiman, un joven sudanés que ha conseguido reunir el dinero suficiente para abandonar su país en busca de una vida mejor.

La visión del mundo del comandante Piracci recibe una sacudida el día que recibe la visita de una mujer a la que él había rescatado hacía dos años y que perdió su hijo de once meses en su travesía a Europa. Todo fue culpa de los marineros que pasaban a los africanos quienes abandonaron el barco dejando a los tripulantes a su suerte. Pero los crueles marineros sólo obedecían las instrucciones de su patrón, un sirio que tiene un objetivo político al enviar una embarcación a la deriva. Europa alzaba la voz contra el embargo de Siria a Líbano y, como respuesta, Damasco fleta un buque lleno de muertos de hambre y lo lanza al asalto de la fortaleza europea. El mensaje a los europeos es que si no dejan en paz a los sirios estos les enviaran un barco por semana.

Ajeno a todos estos manejos y acontecimientos, Suleiman conversa con su hermano Yamal del futuro que les espera en Europa. "Tú lo sabes tan bien como yo -dice-. Nuestros hijos, Yamal, no habrán nacido en ninguna parte. Allá donde vayamos serán hijos de inmigrantes. No sabrán nada de su país. Su vida también se quemará. Pero sus hijos sí estarán salvados. Lo sé. Es así. Hacen falta tres generaciones. Los hijos de nuestros hijos ya nacerán en su país. Tendrán el apetito que les habremos transmitido y la habilidad que a nosotros nos falta. Eso me gusta. Sólo pido al cielo una cosa: que me permita ver a nuestros nietos".

Pero una cosas son los pensamientos y otra la realidad. Tanto para Salvatore Piracci como para Suleiman las cosas se van torcer y vivirán acontecimientos que no se esperan.

Tras "El legado del rey Tsongor" y "El sol de los Scorta", esta última ganadora del premio Goncourt 2004, Laurent Gaudé vuelve a probar su talento narrativo con una novela en un registro diferentes que las anteriores.