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La fe de nuestros padres
autor: Valentí Puig
género: Ensayo
editorial: Península
edición: Barcelona, 2007
páginas: 150
precio: 17,90 euros

J.C.
Madrid
Desnudar sus sentimientos religiosos y reflexionar sobre los modos como las creencias han iluminado su vivir o se han apagado en largas etapas es un ejercicio de lucidez y de generosidad. Cuesta mostrarse tal cual uno es -y más en el terreno de su adscripción o distancia respecto a la iglesia católica-, porque siempre corres el peligro de ser mal interpretado o de ser juzgado con severidad por los de dentro o por los de fuera y, en muchas ocasiones, por unos y otros.
Este ejercicio es el que ha llevado a cabo el escritor y periodista mallorquín Valentí Puig, quien ha puesto por escrito las reflexiones que le concita su trayectoria en el terreno religioso ("La fe de nuestros padres", lleva por título). Hijo de una familia creyente y alumno de un colegio franciscano en Palma, fue en su juventud cuando (como tantos otros) optó por desprenderse de la capa de sus fidelidades religiosas y actuar al margen de lo que no consideraba sino banalidades y prejuicios. Así vivió durante décadas hasta que las semillas de la fe, que no habían sido arrancadas de su corazón, y las constantes lecturas (porque la preocupación intelectual sobre esta cuestión había permanecido muy arraigada) le llevaron a un acercamiento a la Iglesia. Acercamiento que tuvo esta doble procedencia: sentimental, por un lado, y también reflexiva profundización en tales cuestiones.
Escribir un libro de estas características y glosar aquí sus cualidades no es un acto de proselitismo, sino sencillamente prestar atención a una realidad que en nuestros días tiende a ser ninguneada, puesto que son muchos los que pretenden que se guarde en el desván de las intimidades más escondidas, si no en el de las inutilidades manifiestas. El conocimiento de las personas nos dice que el sentimiento religioso siempre persiste. Él lo expresa de esta manera: "Con el tiempo entendí que después de años de vida pródiga, de tanteos e incertidumbres, de muchos atajos en falso, había retornado de nuevo a la casa del Padre".