10 discos en diez años, sin aún haber cumplido los 30

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Rubén Pérez Atienza
Sin haber cumplido aún los 28, Conor Oberst hace tiempo ya que dejó de ser la nueva promesa del folk-rock americano. Su leyenda como músico se lleva forjando desde que era un adolescente, cuando ya realizaba sus primeros experimentos en el sótano de su casa en su Omaha natal "trasteando" con una grabadora de cuatro pistas. El fruto de esos "juegos" tuvo la posibilidad de presentarlo en directo cuando contaba con tan sólo 13 años y fue invitado a subir a un escenario de la mano de Ted Stevens, componente del grupo Cursive.
A mediados de 1993, tras descartar la posibilidad de probar suerte con la industria musical y someterse a su caprichoso proceso de selección para captar nuevos talentos, decide lanzar por su cuenta su álbum de debut, "Water", en formato cassette y financiado por su hermano Justin, con quien funda, como si de un pasatiempo de niños se tratara, el sello Lumberjack Records. Dos años después, forma su primera banda, Commander Venus, pero su incontinencia creativa le hace seguir trabajando también al margen de sus compañeros de grupo, de nuevo refugiado en un sótano. Allí se compusieron las 20 canciones que formaron "A collection of songs written and recorded (1995-1997)", la primera publicación oficial de Bright Eyes, un proyecto musical hoy día completamente consolidado.
Ya con el respaldo de la discográfica Saddle Creek, una de las cunas del "indie" americano (Rilo Kiley, Cursive, Azure Ray...), Oberst ha ido puliendo poco a poco sus trabajos y mezclando diferentes estilos, un proceso que se vio culminado en 2007 con la edición del magnífico "Cassadaga", el disco número diez de su carrera.
Conor, uno de los principales abanderados del movimiento anti Bush, ha demostrado con creces ser un artista con una facilidad pasmosa para la crítica social y una gran capacidad para filosofar en sus letras, habilidades que se pueden comprobar en otro de sus trabajos más notables: "I'm wide awake, it`s morning" (2005), un álbum perfecto para los no iniciados en el universo musical de este pequeño genio, en el que figuran himnos tan rotundos como "Lua" o "First day of my life". Quienes estén más interesados por explorar su faceta dentro del género del pop electrónico pueden escuchar otro disco que publicó ese mismo año: "Digital Ash in a Digital Urn".
¿El nuevo Dylan?
A sabiendas de que las comparaciones son odiosas, muchos en su país natal se empeñan en asignarle el rol de "el nuevo Bob Dylan". Pero Bright Eyes no es sólo Oberst, parte del mérito también hay que atribuírselo al multiinstrumentalista y productor Mike Mogis, base sobre la que se sostiene un proyecto que se alimenta también de una alineación rotativa de músicos de la escena independiente de Omaha.