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La maleta de mi padre
autor: Orhan Pamuk
género: Ensayo
traducción: Rafael Carpintero
editorial: Mondadori
edición: Barcelona, 2007
páginas: 97
precio: 9,90 euros

Lluís Vergés
Maó
Algunos críticos dicen que Orhan Pamuk no reunía suficientes méritos para ganar el Nobel de Literatura que le concedieron en 2006 pero de lo que no cabe duda es que el escritor turco escribió un emotivo y bello discurso para recibir el galardón. "La maleta de mi padre" es el título de aquella emocionante disertación y de un libro que recoge éste y otros dos textos sobre literatura igualmente pronunciados con motivo de la recepción de premios.
Pamuk, de 54 años, recibió el Nobel como escritor que "en búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las cultura", según decía el veredicto de los académicos suecos.
Su discurso en Estocolmo fue un homenaje a su padre y se centró en una maleta llena de notas, manuscritos y cuadernos que le entregó dos años antes de morir. El autor de 'Nieve', 'El castillo blanco' y 'Me llamo rojo', entre otras novelas, contó que durante mucho tiempo fue incapaz de abrir el legado de su progenitor no por temor de que sus escritos fueran malos, sino que su verdadero miedo era la posibilidad de que su padre fuera un buen escritor "porque si de ahí surgía verdadera gran literatura", tendría que aceptar que dentro de su ancestro existía un hombre completamente distinto. "Era algo aterrador -dice Pamuk-. Porque, a pesar de mi edad, yo seguía queriendo que mi padre fuera sólo mi padre, no un escritor".
Para el novelista que tuvo que salir de Turquía tras ser amenazado por nacionalistas extremistas, "ser escritor es descubrir, luchando pacientemente durante años, la segunda persona que se esconde en el interior de uno y el universo que convierte a esa persona en lo que es".
La anécdota de la maleta negra da pie al Premio Nobel a reflexionar sobre el descubrimiento del otro y la escritura ("es hablar de cosas que todo el mundo sabe, pero que no sabe que sabe") y a contar algunos aspectos de la vida de su padre, quien ya desde pequeño le inculcó el amor por los libros y la literatura. El padre fue un enamorado de Montaigne, traductor de Verlaine y poeta en su juventud. Pero al revés que su hijo a él no le gustaba la soledad del escritor y sí los amigos, las multitudes, las bromas y mezclarse en sociedad.
En otro de los discursos que encontramos en "La maleta de mi padre", Pamuk señala que por tradición familiar siempre ha sido occidentalista pero matiza que esta simpatía y las tensiones entre Oriente y Occidente las vive "con un sentimiento de vergüenza que nunca llega a desaparecer del todo".
En su opinión, "lo mejor no sea hablar en absoluto de la cuestión Oriente-Occidente. Porque lo que se entiende la mayor parte de las veces por eso es que los países pobres deben someterse a todo lo que les ordenen Europa occidental y Estados Unidos".
En este último texto incluido en este libro, el novelista hace una convincente defensa del ingreso de Turquía en la Unión Europea. "Si el espíritu europeo -afirma- consiste en la ilustración en esa Europa pacífica. Una Europa que se base sólo en el cristianismo, como una Turquía que intente encontrar fuerzas sólo en la religión, será un lugar nada realista, y que en vez de mirar al futuro mire al pasado, vuelta sobre sí misma".