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Rubén Pérez Atienza
La Granja cuenta con la peculiaridad de ser uno de los pocos grupos nacidos en los 80 que ha sabido aguantar el tipo durante la pasada década e incluso hacer sus pinitos en el siglo XXI. Los ocho discos editados a lo largo de su carrera son méritos más que suficientes para haberse ganado un lugar de honor dentro del panorama nacional, en el que han jugado desde Mallorca el rol de abanderados del "powerpop" patrio.
La historia se remonta a 1986, cuando Guillermo Porcel (voz), Carlos Garau (bajo), Miguel Gibert (batería) y Kiko Riera (guitarra) logran su primer golpe de efecto al ganar el concurso Pop-Rock Palma de Mallorca. Como premio, el Ayuntamiento les financia su primer larga duración, "La granja", un trabajo con tintes de rock sureño pero amable con las melodías y unas letras que recurren al amor, la amistad y las venganzas pasionales.
El pegadizo "hit" "Sufro por ti" les abrió directamente el camino para el siempre difícil segundo disco, "Soñando en tres colores", en el que confeccionaron melodías más luminosas que desembocaron en algunos de sus himnos generacionales más brillantes, entre los que sin duda figura "Los chicos quieren diversión", la esencia de la filosofía pop resumida en un "pildorazo" de poco más de tres minutos.
En el 89 ve la luz "Azul eléctrica emoción", para la crítica su LP más maduro, aunque a mi juicio no logra superar a su predecesor. El tercer álbum suena más guitarrero aunque menos fresco, lo que no supuso obstáculo alguno para seguir engrosando su catálogo de "temazos", como por ejemplo "La mala traición". Las guitarras siguen tomando cada vez más protagonismo a principios de los 90 con la publicación de "Deliciosamente amargo", sin duda uno de sus trabajos menores, que marcó el fin de una etapa después de que las listas de ventas les dieran la espalda.
Segunda parte
Tras un paréntesis, vuelven a saltar al campo de juego con energías renovadas y un cierto espíritu hippy que envuelve su siguiente disco, "Medicina natural", que en ocasiones se torna fatalista, llegando incluso a recitar en una de sus letras "los chicos ya no quieren diversión". El disco supone el final de su relación con la discográfica DRO, que culmina con la edición en 1997 del recopilatorio "Los mejores productos de La Granja".
La prórroga
Regresan al "powerpop" puro y duro dos años más tarde con el sello Slurp en "Amplifícalo", para en 2000 pasarse al lado independiente de la mano de Grabaciones en el Mar, firma con la que han puesto en circulación sus dos últimos álbumes: "El efecto dominó" y "Tobogán", en el que figura su último gran himno: "Eto'o (su jugador favorito)". ¿Fin del partido?