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El noveno arte, el cómic, tiene en la Isla sus propios personajes. Los de Diego Ibáñez protagonizan en gran parte historias de nuestra historia haciéndola así atractiva para todos los públicos

Llucia Pons
Maó
El cómic, ese lenguaje que gusta a todo el mundo, a los más pequeños y a los grandes que se siguen sintiendo como niños con un cómic en las manos, inmersos en su historia, siempre bien ilustrada, con unos textos sobre todo entretenidos..., pero detrás hay un trabajo intenso, el del dibujante de cómic que suele además elaborar el guión de su historieta".
En Menorca encontramos un nivel considerable de dibujantes de cómic, entre ellos uno de los pioneros y más célebre fue Marino Benejam (Ciutadella, 1890) y la querida Familia Ulises del TBO.
Diego Ibáñez ha sido uno de los más prolíficos en cuanto a cómics e historietas publicadas, más las inéditas aún por publicar. La historia es una de sus grandes pasiones y la historia de nuestra Isla es la protagonista de gran parte de su obra. La descubrió nada más llegar a Menorca hacia el año 1973 cuando, enamorado de una menorquina, decidió quedarse aquí. Hay que saber mucho del pasado para poder trasmitirlo de otra manera, para que lo entienda todo el mundo, con dibujos y textos que además de transmitir unos contenidos pretenden al mismo tiempo ser divertidos. Diego Ibáñez cuenta con varias publicaciones, que ha sacado a la luz por iniciativa propia con la ayuda de diversas instituciones, que tratan la historia de Menorca. El alcance de la historia, con formato híbrido entre texto e imagen, abarca un amplio abanico de la población.
Una serie de álbumes ilustran hechos históricos, leyendas y obras costumbristas que no pocos menorquines se han entretenido en leer una y otra vez. "La conquesta de Menorca, any 1287" (publicado en 1987) fue el primero, le siguió "Sant Joan. La festa gran" en el mismo año. "L'amo en Xec de s'Ullastrar" (1988) y "Foc i fum" (1995) son dos ejemplos de obras que se interpretan normalmente sobre el escenario del teatro que han sido también susceptibles de narrarse como historias ilustradas. De hechos históricos tratan las historias de Ibáñez de "1782. La conquesta de Menorca pel Duc de Crillón" (1991) y un trabajo compartido, con Ramon Vila y Toni Hernández, que lleva por título "La historia de Menorca" (2001) que es, posiblemente, una de las más ambiciosas de todas las historias del cómic escritas.
Pero si importante ha sido su obra publicada, muy interesante resulta descubrir lo que aún está por publicar: los piratas son los grandes protagonistas de muchas de estas historias, Barbarroja y la destrucción de la ciudad mahonesa y "1558. L'any de sa desgràcia", cuando los turcos asaltaron Ciutadella, son dos de estos álbumes. Más, dos joyas que presentan nuevas sorpresas: la de una princesa guerrera que puede convertirse en legendaria: "Taulin y la princesa de Ugarit" en la que se cuenta la aventura de un pastorcillo talayótico y una princesa guerrera que llega a la Isla huyendo de los pueblos del mar que han arrasado culturas avanzadas como la micena, la de Tiro, Sidon y Ugarit, cuna del alfabeto más antiguo del mundo, hasta llegar a Troya. Un cómic que lleva escrito desde el año 2004.
Quitarle hierro al asunto, encontrar la parte más jocosa a los temas serios... sin duda es lo que se consiguió en los cuatro únicos números del "Idò el Biocòmic" que aludía a la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera. Una revista realizada por un equipo de personas, entre otros, Antonio Hernández y Juan Zacarías. Con el cómic como excusa, el modo de expresión se hacía independiente para dar su visión de la actualidad del momento con grandes dosis de humor más cierta ironía.
Dibujar lo hacen todos los niños, también lo hacía Diego, pero sus dibujos no eran como los de todos los niños, su mano tenía la maña que trabajaría con los años. Algunos de sus dibujos eran coloreados por sus hermanas, prueba fehaciente del interés que despertaban sus ilustraciones. También leía cómics, por supuesto, y ¡los copiaba!, la mejor manera de aprender. "El jabato" o "El capitán Trueno" estaban entre sus preferidos. Las primeras páginas a color que se le publicaron, en 1994, fueron en la revista misionera, juvenil e infantil "Aguiluchos", que en aquellos momentos tenía una tirada de números realmente importante que llegaba incluso a Sudamérica.
La historieta de Diego Ibáñez se define por un tipo de dibujo humorístico de corte más bien clásico, muy cargadito de detalles que presenta tanto en blanco y negro como en color. Los paisajes, igual que la mayoría de sus historias, son escenarios reales que el dibujante dota de la gracia del cómic y cuida con la máxima atención.