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Raquel Marqués Díez
Vendo viento". Así, sin más. Sin cortarse ni un pelo. Porque el que vende viento es alguien sin complejos. ¡Faltaría más! El empresario existe. Doy fe de ello. La semana pasada me llegó una proposición suya por e-mail, a través de la archiconocida casa de subastas virtual eBay. No es Christie's, ya lo sé, pero una recurre a la Red para comprar objetivos fotográficos de segunda mano y luego pasa lo que pasa... De repente llega alguien y te sugiere comprarle un frasco de viento de categoría, eso sí, no vayan a creer que no tiene estilo el mercader. Su anuncio reza: "De mar, de montaña, con olor a lluvia...". ¿Tiene o no tiene estilo?
Del precio por envase prefiero no hablar. Me pareció caro, la verdad. Abrir el tapón y agitarlo hasta cazar la brisa no debe de ser ni difícil ni muy costoso, digo yo. A no ser que el marchante incluya un tifón. Pero el negocio es el negocio y creo recordar que el anuncio incluía una de esas ofertas de hipermercado: "Al llevarse dos unidades, la tercera le sale gratis".
Al "clickar" el producto me doy cuenta de que no soy la única que curiosea sobre su calidad medioambiental. El foro de mensajes que se crea alrededor de eBay, cuando el artículo se halla en la pestaña de "curiosidades y otros", es de lo más divertido. "¿Viento?", le responde uno, "¿cómo vas a vender viento?, vendes aire, ¿no?, porque si vendes viento te lo compro TODO"...
Noqueada por el oportunismo de una realidad en venta, decido sumarme al zoco del mejor postor. Después de darle muchas vueltas opto por el mismo envase. Pero en mi caso es una botella transparente, modelo "Vichy Catalán", por si se quieren hacer una idea de ello. Allí meto inspiración literaria por temas. Frases para relatos infantiles; para una cruda historia de amor que por contra concluye con un final feliz; para una enciclopédica obra histórica o para la trama de conspiraciones más retorcida que puedan imaginar.
No acepto tarjetas de crédito, ni trueques. El casco de vidrio llegará a su manos mediante una transacción bien simple: Tan sólo me conformo con que destapen la botella y escriban. Escriban mucho para que otros lean porque las letras, la cultura en general, el propio viento..., en definitiva, la Humanidad debe de dejar de ser carne de baratillo.