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Tal i com vam ressenyar la setmana passada, seguim amb les obres literàries guardonades en el concurs celebrat a l'institut maonès en commemoració de la Diada del Llibre

3Blancanieves
y los siete ejecutivitos

Érase una vez un señor viudo que tenía una hija muy guapa y dulce, llamada Blancanieves. Su padre se había casado de nuevo con una mujer hermosa, ambiciosa, que no sentía ningún aprecio por ella y que poseía una gran empresa de cosméticos con muchos beneficios.
Un día su padre se murió y, en su testamento, le cedió la empresa a Blancanieves, su hija, que contaba en el equipo ejecutivo de la empresa con siete ejecutivitos muy bajitos, que se mostraban encantados con ella.
A la madrastra de Blancanieves le pareció fatal que su marido no le hubiese cedido la empresa a ella. Al leer el testamento descubrió que si Blancanieves no estuviera en condiciones de dirigir la empresa, ella sería la encargada de hacerlo. Entonces ideó un plan para incapacitarla?
Lo primero fue encargar a una curandera que con un producto la adormeciera. Ésta le preparó una poción que le fue suministrada mezclada con su crema hidratante. Blancanieves se desplomó al instante, quedando del todo inconsciente.
Al descubrirla, los ejecutivitos (como le gustaba llamarlos a Blancanieves) se asustaron mucho pensando que estaba muerta ya que no reaccionaba. Llamaron a un médico y éste ordenó su ingreso en el hospital.
Blancanieves estaba en coma y nada podía hacerse por ella.
Mientras tanto, su madrastra comenzó a gestionar la empresa y lo primero que hizo fue despedir a los siete ejecutivitos. Éstos, indignados, y sin perder nunca la esperanza de que Blancanieves despertara, se encargaron de que la visitaran los mejores especialistas del mundo, pero ninguno encontró solución alguna para su mal.
Después de tres meses, un médico llamado Tomás Alonso, recién salido de la facultad de medicina, se presentó en el hospital, rogando que le dejaran estudiar el caso de Blancanieves ya que había oído hablar de él y creía tener la solución a su problema. Aunque nadie lo sabía, Tomás había ido al instituto con Blancanieves y siempre había estado enamorado de ella. Al verla en aquel estado la trató con tanto amor que despertó la admiración de los siete ejecutivitos.
Durante semanas -ése fue su tratamiento- Tomás no se separó de Blancanieves. Comenzó a reaccionar, a apretarle la mano, a hacerle algún gesto cuando le hablaba o a sonreír tímidamente. Hasta que, un día en el que Tomás se había quedado dormido con la cabeza apoyada en su cama, ella se incorporó y le besó?
Desde entonces Blancanieves y Tomás se hicieron inseparables. Recuperaron la empresa, echaron a la madrastra y volvieron a contratar a los siete ejecutivitos. Además, Tomás, futuro marido de Blancanieves, se convirtió en el vicepresidente de la entidad. Y, ¡cómo no!, fueron muy felices y? comieron perdices.
Alba Martínez Bartel
1r d'E.SO

LUNA (Poemario)

jueves
Jueves de sueños rotos
Muertes inútiles, bajo un Madrid nublado
Entre lágrimas, las flores hacen acto de presencia.
No hay castigo para tanto dolor.
Jueves

Se pararon los relojes.
Se tiñó de gris el cielo
El dolor rompió el silencio
Jueves

la espera
Me rodea el silencio, mudo y calmado.
Sus pupilas se vuelven cristal a este lado de la lluvia.
Sus dedos dibujan cada huella de mis pasos.
La tristeza de sus ojos irrumpen los míos.
Como si quisiera guardar esa imagen para siempre.

mi mejor amigo
Dar sin pedir nada.
Ser objetivo en sus consejos.
El pañuelo de mis lágrimas.
Compañero de batallas y juegos.
Una persona admirable.
Mi mejor amigo.
Mi padre

Alba Martínez Bartel



POEMARIO: A la poesía
& Romance de los días

A la poesía
Mis pies iban algo ebrios sin destino
cuando se presentó la loca musa;
dando traspiés, con la cabeza obtusa
y con un sentimiento hago camino

Una turba de sátiros danzarines
hacen del sueño música divina
y por mi corazón ya se adivina
el caótico son de los clarines.

¡Sorbo de eternidad, velo de mentiras!
Son los Genios burlados por sus liras,
puesta la esperanza en la vez postrera:

por un secreto empeño sus sentidos
se embriagan a través de los oídos
cuando notan Tus labios de embustera.

Romance de los días
Se desvanecen las horas
ante el suspiro del Tiempo
como las hojas de Otoño
arrastradas por el viento.

Lunes gris, gordo tedioso
que camina torpe y lento;
achacoso y asmático,
su papada roza el suelo.

Martes rojo, Prometeo:
dios obstinado y grandioso;
se lleva el fuego sagrado
y a Júpiter vence solo.

Miércoles verde, pradera
con oasis en el centro;
ahí abrevan los camellos
y ahí va el azul inmenso.

Jueves dorado, la espera
ansiosa de juegos y risas;
la espera ansiosa de sombras
-promesas de mentira-.

Viernes azul marino
Ilusión de libertades;
ilusión de estar salvado,
de estar vivo y de finales.

Sábado blanco de nube:
la luz baña la mañana
en el cuarto perezoso,
de deidad y de vagancia.

Domingo rojo-cansado;
un coágulo de sangre
en el cielo, agonizante,
del ocaso de la tarde.

Los días de la semana
conforman su laberinto.
Dime: ¿qué hilo usar, Ariadna,
siendo el camino infinito?

Se desvanecen las horas
ante el suspiro del Tiempo
como las hojas de Otoño
arrastradas por el viento.

Jordan Fernández González
Bachillerato