El pintor encuentra modelo

J.C.
Madrid
El hallazgo casual de una copia de "La Venus del espejo" de Velázquez obligará a una investigación que pondrá de manifiesto algunas claves del comportamiento del pintor más famoso de la Corte. ¿Por qué captó el perturbador cuerpo desnudo de aquella mujer? ¿Por qué aceptó o solicitó que posara de espaldas? ¿Por qué del rostro de aquella beldad solo se refleja un enigmático esbozo, como para tener un recuerdo de su belleza, pero sin que sea reconocido por nadie? Y respecto a la revelación que se produce en Londres, en el doble fondo de un armario, ¿por qué se había querido ocultarlo de todos? ¿Por qué impedir que su conocimiento y su visión pudieran ser compartidas por sus contemporáneos y quienes llegaran más tarde?
Estas son las preguntas que se formula el que llevará a cabo la investigación para el anticuario que un día, al desmontar el armario, se encontró con aquella grata sorpresa. Debía dilucidar estas preguntas, aun con el margen de error y de imaginación que puede acompañar a los auténticos misterios. Y eso lo dilucidará después de una afanosa búsqueda que lleva a cabo de la manera más profesional (en el Palacio Real de Madrid, en los archivos del Vaticano, en la National Gallery de Londres), pero también involucrándose personalmente. Y es que, al tiempo que lleva a cabo este trabajo, la vida del estudioso está pasando por una fase de dudas y desazones que, de alguna manera, encuentran un paralelismo con lo que le sucedió al pintor tres siglos antes.
Naturalmente no vamos a desvelar por dónde se eleva la fantasía del novelista, José Luis Martín Nogales, pero el resultado está acorde con la verosimilitud alcanzada a través del estudio de la trayectoria vital y artística del gran pintor sevillano como con la capacidad fabuladora de quien conoce las reglas narrativas y las pone en funcionamiento. "Velázquez es pintor de instantes -concluye-. ¿Y qué es la vida más que una sucesión de instantes? Hay que atrapar el instante porque todo es fugaz y efímero. Lo escribió Quevedo y lo repitió Ortega: 'De la eternidad tenemos solo el muñón'. Velázquez captura en el cuadro esa fugacidad".