La mujer detenida junto a su pareja en una casa del Camí de Máo, de Ciutadella, en noviembre de 2016

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La sección segunda de la Audiencia Provincial de Palma juzgará el próximo jueves a 11 integrantes de una banda de narcotraficantes que introducían cocaína en Balears y Valencia lanzando sacos de droga al mar para que fueran localizados por los receptores con dispositivos GPS. Uno de esos sacos fue descubierto en Cala Barril, en la costa norte menorquina el 16 de mayo de 2016 con 20 kilos de cocaína. Entre los acusados figura la pareja de colombianos, un hombre de 40 años y una mujer de 35, que fueron detenidos en una casa del Camí de Maó, de Ciutadella, el 8 de noviembre de 2016 por la Guardia Civil.

El fiscal pide una condena para cada uno de 8 años de prisión por pertenencia a grupo criminal y delito contra la salud pública, además de una multa de 22.590 euros también a cada uno de ellos. En el cómputo global a los 11 detenidos -ocho colombianos, dos españoles y un ecuatoriano- la fiscalía solicita para ellos 87 años de cárcel y una multa de 330 millones de euros, considerando que el valor de la droga hallada habría alcanzado los 16.476.233 euros en el mercado negro. Las penas de cárcel oscilan entre los cinco y los nueve años para los 11 encausados.

La red de narcos fue desarticulada por la Guardia Civil a finales de 2016 en el marco de la 'Operación Posidonia' iniciada después de que aparecieran 83 paquetes de cocaína en la playa de Es Mitjorn, en Formentera, en cuatro sacos de boxeo el 15 de marzo de aquel año.

Los detenidos están acusados de haberse puesto de acuerdo para introducir un cargamento de 139 kilos de cocaína en Balears y Valencia entre el 25 y el 28 de febrero metidos en sacos de boxeo Everlast que arrojaban al mar. Estos portaban dispositivos GPS de la marca Tracker, de seguimiento y localización para controlar su ubicación a través de teléfonos móviles de cuatro de los encausados.

Los aparatos dejaron de emitir señales el 28 de febrero por lo que el cargamento de cocaína quedó a la deriva y se fraccionó llegando a varios puntos de la geografía balear. La mayor parte apareció en Formentera, y el resto en Menorca y Mallorca.

La UCO de la Guardia Civil culminó en la investigación que la droga era lanzada al agua por barcos comerciales que realizaban la ruta Colombia-España-Italia.

La red utilizaba un piso de Valencia para almacenar la droga y cortarla que después enviaba a Mallorca, Menorca e Eivissa a través de 'mulas' con las sustancias ocultas en su organismo.