Los peatones cruzan los dobles carriles a cada lado de la vía, con el peligro que conlleva. | Gemma Andreu

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El Ayuntamiento de Maó instalará un radar fijo y dos móviles en la Vía de Ronda para persuadir a los conductores a que respeten los límites de velocidad. La medida, que ya estaba prevista, es encaminada a reforzar la seguridad de la zona. Está en fase de contratación por lo que debería salir a concurso y adjudicarse antes de final de año.

Y es quel menos diez atropellos registra la Vía de Ronda de Maó, dos de ellos mortales, en los últimos 18 años, el más reciente ocurrido el lunes por un turismo que arrolló a un británico de 83 años cuyo estado continúa siendo muy grave. Aquella arteria inaugurada a principio de los años 90 para descongestionar el tráfico en el centro de la ciudad, conectando la entrada procedente de Es Castell y la subida del puerto con el Polígono Industrial y el acceso a la carretera general, es hoy una de las calles más peligrosas para los peatones.

La construcción de bloques de viviendas a un lado, en el tramo de Francesc Femenías -el más peligroso por razones obvias- aparcamiento a ambos, numerosos comercios, y pipicán y gimnasio al aire libre en la parte no urbanizada ha desvirtuado su concepción original como vía de circunvalación relativamente rápida. Las maniobras de aparcamiento la ralentizan, la presión del tráfico en las horas punta que genera retenciones e incluso los estacionamientos en doble fila incrementando la inseguridad general porque limitan la visibilidad de conductores y peatones.

Junto con la carretera de Maó a Sant Lluís se trata de la más transitada de Menorca por la que, sin embargo, cruzan a diario cientos de personas.

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La urbanización de lo que antes eran simples solares entre la rotonda del colegio Virgen del Carmen y la del Cementerio ha provocado la creciente presencia de transeúntes que van de un lado a otro de la vía sorteando los miles de vehículos que la utilizan a diario. En este tiempo el Ayuntamiento ha tratado de fortalecer la seguridad introduciendo paulatinamente tres pasos de peatones, señales luminosas y límites de velocidad a 30, 40 y 50 kilómetros por hora, según el tramo.

Controles de velocidad periódicos

La Policía Local realiza con periodicidad controles de velocidad con radar a determinadas horas del día. El peligro no hace sino que aumentar, bien porque los conductores no respetan esos límites o bien porque los peatones, en un barrio muy poblado, la atraviesan por cualquier lugar para evitar acudir a los pasos habilitados que están separados uno del otro por algo más de 600 metros.

Paradójicamente sí se han hecho varios pasos «de descanso» en el centro del parterre que separa las dos direcciones de la vía para que los peatones que la cruzan fuera de las zonas en las que tienen prioridad, puedan pararse antes de atravesar al otro lado de la carretera y mesurar el peligro, aunque esa no sea la solución.