Droga, dinero y material hallado en el registro de la casa de uno de los dos detenidos

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Los dos jóvenes de 20 años de edad que habían sido acusados de homicidio imprudente y tráfico de drogas por la muerte de otro joven tras una noche de juerga en el puerto de Maó, han visto reducida la causa a una sola acusación, tras archivar el juez la de homicidio imprudente.

El juez del Juzgado número 3 de Maó resolvió la semana pasada el sobreseimiento provisional de esta imputación por el funesto suceso que supuso la muerte del joven de Cala en Porter, también de 20 años, el pasado 20 de abril, un día después de sufrir una parada cardiaca en el puerto tras haber consumido pastillas de éxtasis con algunos amigos.

El sobreseimiento provisional de la acusación de homicidio imprudente obedece a la retirada de las acciones a cargo de la familia del joven fallecido. Los padres acudieron a declarar hace unos días ante el juez, aún en la fase de diligencias previas, y señalaron que no conocían a los dos acusados y que habían decidido no continuar adelante ni reclamar por lo sucedido en la vía penal ni en la civil.

La Policía nacional detuvo a los dos acusados, uno español y otro marroquí, residentes en Ferreries, justo una semana después de la muerte del joven menorquín cuando ambos circulaban en un automóvil por su pueblo. Les imputó una doble acusación de homicidio imprudente y tráfico de drogas que también sostuvo el Ministerio Fiscal. El juez mandó a prisión al primero de ellos, bajo fianza de 6.000 euros que abonó en pocos días, y dejó en libertad con medidas cautelares al otro.

Los dos admitieron que tenían pastillas de éxtasis para consumo propio pero que no traficaban con ellas. Sus declaraciones fueron contradictorias -uno dijo que su amigo sí vendía la droga que fabricaban- y el otro que la tomaba porque le ayudaba a practicar deporte.

El abogado del detenido español que pasó por prisión, José de Juan López, defendió que en cualquier caso no estaba demostrado que su cliente hubiese sido el que vendió la droga a uno de los amigos del finado, de ahí que pidiera el archivo de esa causa, mismo argumento utilizado ahora por el juez para sobreseerla.

La Policía Nacional, en los registros domiciliarios de los acusados encontró 23 pastillas similares a la consumida por el joven fallecido, 20 gramos de sustancia, 13 envoltorios de la droga denominada cristal, dos balanzas de precisión, material informático, varios teléfonos móviles y 2.000 euros en metálico, que supuestamente procedían del tráfico de drogas.