El accidente ocurrió en la madrugada del 21 de julio de 2017 en la carretera de Maó a Fornells. | Javier Coll

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El tribunal del jurado popular de la sección primera de la Audiencia Provincial de Palma ha absuelto por unanimidad a J.D.O., el hombre menorquín de 52 años de edad que estaba acusado de los delitos de omisión de socorro y lesiones por haber derribado a un ciclista en la carretera Me-7, de Maó a Fornells, en la madrugada del 21 de julio de 2017. La víctima sufrió lesiones que precisaron rehabilitación y su curación total, según el escrito de acusación, se prolongó 109 días.

En el largo juicio celebrado esta semana en la Audiencia, de lunes a jueves, los miembros del jurado no respaldaron la acusación del fiscal, Eduardo Norro, y el abogado de la víctima, Carlos Salgado. Su letrada, Celia Cámara, consiguió la votación unánime del tribunal que declaró absuelto a su cliente de la omisión de socorro, a falta de que el juez se pronuncie sobre el delito de lesiones que ya está reconocido puesto que la compañía aseguradora abonó 27.194 euros en su día a la víctima, en concepto de responsabilidad civil. Pese a la reparación económica satisfecha, el ciclista optó por seguir adelante con el proceso judicial sin querer alcanzar acuerdos.

El fiscal pedía dos años y tres meses de prisión y la acusación cuatro años y medio, además de una reparación moral de otros 30.000 euros por haber perdido calidad de vida, a la que finalmente renunció. En las conclusiones finales el abogado acusador rebajó su petición a la del fiscal.

Una pericial privada dio consistencia a la defensa quien sostuvo que no se podía probar la omisión de socorro, es decir, que su cliente se percatara de que había derribado al ciclista con el retrovisor y no se había detenido a auxiliarle. Tampoco hubo pruebas sobre la ingesta de alcohol o cansancio a cargo del acusado en las horas previas al accidente, por lo que tampoco podía catalogarse de una acción imprudente.

Si no se considera acreditado que estuviera bajo los efectos del alcohol se descarta la imprudencia. El acusado dijo que había bebido dos copas de vino en la cena, como corroboraron dos testigos que declararon en el juicio, y admitió que llevaba muchas horas sin dormir, pero en ningún caso le afectó en la conducción sostuvo su abogada. Fue localizado a la 1 del mismo día del accidente sin tener conocimiento de lo que había sucedido, pero la Guardia Civil de Tráfico no le citó hasta la noche por lo que la acusación no pudo aportar pruebas de test de alcoholemia o análisis de sangre que indicaran la presencia de alcohol en su organismo.