Imagen de usuarios en la playa de Cala Galdana, donde se produjo el deceso en la tarde del pasado viernes | Katerina Pu

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Varios testigos presenciales del fallecimiento de una turista argentina, de 68 años, el pasado día 21 en la playa de Cala Galdana han cuestionado la actuación del servicio de socorrismo, así como la inexistencia de unas medidas que garanticen la intimidad de la víctima de estas trágicas circunstancias y de su familia.

La mujer fallecida estuvo tres horas (desde las 17.35 cuando se confirmó el deceso hasta las 20.30 horas) tendida en la arena, bajo el sol, solo cubierta con una manta térmica, mientras se esperaba la llegada del forense para el levantamiento del cadáver.  «Fue horroroso, se veía el cuerpo, todo el mundo alrededor mirando y la familia desesperada», explica una mujer que vive en los alrededores del hotel Melià y pudo contemplar todo lo sucedido desde su terraza.

Otra testigo que nadaba en la misma zona en la que la turista se encontró indispuesta y, finalmente, falleció, corrobora ese testimonio y además asegura que no fueron los socorristas quienes primero atendieron a la mujer sino otros usuarios de la playa.

De hecho afirma que «un chico que es vecino mío fue corriendo a por un desfibrilador, el socorrista de la torre no se enteró, la señora estaba en la orilla boca arriba y la gente empezó a gritar y a llamar a los socorristas, fueron otras personas que estaban en la playa las que empezaron a intentar reanimarla».

Esta veraneante, Elena, se queja de que no perimetraran la zona, «pusieron tres hamacas haciendo una ele y una tabla de padel surf que alguien prestó, la señora fallecida estuvo allí horas, cuando el aire movía la manta se le veía el bañador y los pies, hubo gente que seguía por allí jugando con sus palas y otros, con mal cuerpo, que se fueron de la playa», explica. «Me siento apenada e indignada, fue un espectáculo esperpéntico», añade.

Esta testigo nadaba con su madre en la zona en la que apareció la turista ahogada –la autopsia debe determinar si fue un ahogamiento o falleció, como parece, por otras causas naturales mientras se refrescaba–, y afirma que los momentos fueron muy duros para la familia, que tuvo que recibir asistencia psicológica. Con la víctima estaban en ese momento en la playa su hijo, su nuera y su nieto de 8 años; los familiares, tuvieron que dejarla tendida en la arena durante horas, expuesta a miradas de curiosos, y regresar al hotel de la cala donde se alojaban.

Lo que dice el informe oficial

El alcalde de Ferreries, Pedro Pons Huguet, recibió este mismo martes el informe de lo sucedido. Aseguró en declaraciones a «Es Diari» que entre el material del que debe disponer la empresa responsable del socorrismo y vigilancia, Marsave, no figuran instalaciones tipo tiendas o iglús montables que permitan dar dignidad y cierta intimidad a un deceso en la playa, como ha ocurrido, pero que sí se debe acordonar la zona, algo que los testigos niegan que se hiciera. Pons Huguet afirmó este martes que revisarán el contrato para evaluar si se amplía el material disponible.

Por otro lado, en el informe de la actuación de los socorristas figura que acudieron al lugar donde se hallaba la turista con el desfibrilador, que no pudieron darle descarga porque ya no tenía el pulso mínimo y que le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar hasta que llegó la ambulancia. El socorrista se activó, según este informe, a las 16.42 y la llamada al 112 se registró a las 16.50 horas. A las 17.15 llegaron la Policía Local y los sanitarios del 061 con la ambulancia, quienes siguieron intentando reanimar a la mujer sin éxito, hasta que a las 17.35 se declaró el deceso. A las 20.30 se levantó el cadáver.

El apunte

Cuatro socorristas con turnos en la torre y en el puesto

El alcalde informó este martes que Marsave disponía el dia del suceso de cuatro socorristas en la playa, dos turnándose en la torre y dos en el puesto. Añade que Cala Galdana no es una playa considerada peligrosa y que existe una buena visibilidad desde la torre de vigilancia para avistar cualquier incidente. Pedro Pons afirma, de acuerdo con el informe de la Policía Local, que la ambulancia «en ningún momento quedó parada por las barreras porque la policía tiene un mando para poder abrirlas».