La familia pidió que no saliera en ninguna fiesta del municipio, pero participó en la de Maó.    | Josep Bagur Gomila

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El padre de una menor de edad ha mostrado su indignación con el Ayuntamiento de Maó y la junta de caixers por haber permitido que el agresor sexual de su hija, un hombre de 32 años de edad, participara en la qualcada de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia, pese a la petición de la familia por escrito al Consistorio para que le impidiera hacerlo en Llucmaçanes, Sant Climent y Maó.

Transcurrido más de un mes de la celebración, el progenitor asegura que nadie le ha dado una respuesta a la instancia que dirigió en agosto, en la que adjuntaba la sentencia condenatoria. La pena que cumple el agresor, indirectamente, ha limitado los movimientos de su hija, también caixera habitual, para evitar coincidir con él puesto que el castigo incluye una orden de alejamiento de la mujer.

Condenado a prisión

El hombre fue condenado el 20 de junio a dos penas de año y medio de prisión cada una por dos delitos de agresión sexual que había cometido sobre la adolescente, en la relación que mantuvieron cuando ella contaba con 14 años y él con 29, entre diciembre de 2020 y febrero de 2021.

La sentencia de la Audiencia Provincial se dictó por conformidad de las partes. El acusado admitió los hechos, indemnizó a la víctima con 2.000 euros, y evitó la entrada en prisión al fusionarse los dos castigos en uno, salvo que vuelva a delinquir en el plazo de cuatro años. Debe realizar 9 meses de trabajos para la comunidad, además de someterse a un tratamiento de educación y formación sexual.

El punto del castigo que ha indignado al padre de la menor es la orden de alejamiento vigente que debe cumplir. No puede aproximarse a la adolescente a menos de 100 metros durante 5 años. Debe cumplir otros 5 de libertad vigilada, y tiene prohibido ejercer cualquier profesión que tenga contacto con menores, durante 8 años.

Participación en la qualcada

El hombre condenado no participó en las fiestas de Llucmaçanes en las que sí lo hizo la menor agredida, pero sí fue uno de los integrantes de la qualcada de las fiestas de Maó, en las que la menor no iba a participar por cuestiones ajenas a lo sucedido. «¿Qué habría pasado si mi hija hubiera querido ir a la missa de caixers, por ejemplo?», se pregunta el progenitor. «Parece que los que tenemos que privarnos de la fiesta somos nosotros, mi hija, cuando él es el condenado».

Los protococolos no contemplan esta casuística que limite la participación en la qualcada, aunque es el condenado el que está obligado a cumplir todos los puntos que incluye la sentencia.

El apunte

Su participación, contraria a la «honorabilidad» de un ‘caixer’

La instancia dirigida por el padre al Ayuntamiento pidiendo que no permitieran la participación del agresor de su hija en las fiestas subraya que ser caixer «es un privilegio y no un derecho». Por eso que lo hiciera una persona condenada por abusar sexualmente de una menor de 14 años, «no solo pone en riesgo la integridad de las mujeres que puedan participar en los actos festivos, sino que es contrario a la honorabilidad de un caixer en la qualcada, y de la política de protección a la integridad física y moral de las mujeres de nuestra sociedad».

El padre presentó la instancia al tener conocimiento de que el hombre tenía la intención de participar en las fiestas. Informó entonces que su hija saldría en las de Llucmaçanes en las que su agresor no lo hizo. El padre teme ahora que el próximo año vuelva a repetirse la situación.