Es el séptimo año consecutivo en que las incidencias son mínimas en la geografía insular durante esta temporada considerada de alto riesgo por las altas temperaturas y la sequedad del terreno.En estos siete años desde el 2017 sólo se han quemado 0,64 hectáreas de suelo forestal en la Isla, como producto de 23 pequeños fuegos, que en la gran mayoría de los casos se han quedado en conatos de incendio.
Hay que remontarse al mes de septiembre de 2016 para encontrar un siniestro de verdadera envergadura, el ocurrido entre el Arenal d’en Castell, Cala Molí, Na Macaret y Port d’Addaia cuando se quemaron 36,7 hectáreas de marina en uno de los incendios más importantes que se recuerdan en la Isla.
En el total del Archipiélago han ardido en esta temporada solo 2,8 hectáreas de suelo forestal en un total de 83 incendios, de los que 78 han sido conatos. La tendencia general sigue a la baja «gracias a las actuaciones de senbibilización, conciencia del riesgo, educación ambiental y en la normativa de regulación del uso del fuego», señaló ayer el responsable del Servicio de Gestión Forestal del Govern, Josep Santacana, junto al gerente del Ibanat, Tomeu Llabrés.
Unas 350 personas han trabajado a lo largo del verano en este servicio, de las que unas 50 lo hacen en Menorca.
Meteorológicamente la campaña 2023 ha tenido una primavera muy cálida y seca y el tercer verano más cálido del nuevo siglo, por lo que el riesgo de incendio ha estado muy presente.
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