El joven, a su llegada al Juzgado 2 de Maó el 5 de julio de 2022. | M.J.U.

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Un tribunal de la Audiencia Nacional juzgará el próximo lunes a un joven británico de 20 años por las consecuencias económicas que tuvo su macabra broma el 3 de julio de 2022 en los momentos previos a subirse al avión que le iba a desplazar desde Londres a Menorca junto a cinco amigos.

El Ministerio Fiscal pide al joven, acusado de un delito de desórdenes públicos con afectación a la seguridad nacional, una indemnización de 95.000 euros y una multa durante 15 meses a razón de 50 euros diarios, lo que suma un total de 117.500 euros.

El acusado no tuvo otra ocurrencia que escribir en la red social Snapchat, sobre una foto propia, que él era talibán y que iba a hacer estallar con una bomba el airbus de la compañía Easyjet, vuelo 8303, en el que viajaban los seis colegas. La combinación de esas palabras en el mensaje hizo saltar los sistemas de alarma de la policía inglesa cuando el avión ya había despegado.

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El avión, escoltado por dos cazas

La gendarmería francesa recibió el aviso, dado el trayecto que seguía la aeronave, y a continuación fue informada la policía española. Fue entonces cuando el Ejército del Aire movilizó a dos aviones caza F18 con base en Zaragoza que rodearon al de Easyjet al entrar en el espacio aéreo español, y lo custodiaron hasta su llegada a Menorca. El elevado coste de esa movilización de recursos es la pena que le solicita el fiscal, Pedro Rubira, al frente de la acusación, además de la multa indicada.

Los seis colegas se dirigían a la Isla para disfrutar de una semana de vacaciones en un hotel de Cala en Blanes, pero sus planes se vieron alterados tras tomar tierra en la Isla.

Nada más aterrizar en Maó, la Guardia Civil localizó e identificó al responsable del mensaje en el que anunciaba la bomba y procedió a su inmediata detención, además de separar su equipaje y hacer las comprobaciones pertinentes.

El joven británico nacido en la India, campeón de ajedrez y a punto de ingresar en la universidad de Cambridge aquel año, pasó dos días en los calabozos de la Guardia Civil hasta que fue llevado ante la jueza del Juzgado de Instrucción número 2 de Maó. En su declaración mostró su arrepentimiento y aseguró que se había tratado de una broma dirigida exclusivamente a sus amigos.

El apunte

Fianza de 10.000 € para su puesta en libertad dos días después

El acusado quedó en libertad dos días después de su detención, pero tuvo que abonar una fianza de 10.000 euros. Aunque en un principio se le retiró el pasaporte y se le impuso que debía presentarse en el juzgado los días 1 y 15 de cada mes, la abogada contratada por la familia, Margarita Quintana, recurrió a estas medidas y el joven, que entonces tenía 18 años, pudo volver a su país el viernes de la misma semana.