La verja del restaurante Can Xavi, en Maó, destrozada por el ladrón el pasado miércoles.  | Gemma Andreu

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De enero a septiembre del pasado año se cometieron en Menorca 141 robos, tanto con violencia e intimidación, como en domicilios, establecimientos comerciales y otras instalaciones, lo que supone que al menos cada dos días alguien comete un delito contra la propiedad ajena en la considerada Isla de la calma, que ya no lo es tanto.

La estadística que ofrece el Ministerio del Interior se dispara, no obstante, en épocas determinadas, normalmente cuando coinciden dos circunstancias ligadas entre sí. La actividad delictiva se multiplica aquellos días o semanas en los que los delincuentes multirreincidentes, habituados a entrar y salir de comisarías, juzgados e incluso de la prisión, están en libertad. Sucede a menudo en Ciutadella, donde, por ejemplo en los tres primeros trimestres del año pasado se denunciaron 73 robos, mientras que en Maó solo fueron 20. En la ciudad del poniente insular la Policía Nacional ha practicado más de 30 detenciones a varios delincuentes habituales, que forman parte del grupo de unos 25 a los que tiene bien identificados.

La seguridad de los comerciantes se pone todavía  más en riesgo cuando aquellos delincuentes que la Policía tiene fichados, están desesperados por su adicción a las sustancias tóxicas. Entonces su actividad se descontrola en busca de material robado que puedan vender con celeridad para adquirir la droga y consumirla.

Es lo que ha sucedido estas dos últimas semanas en Maó donde la oleada de asaltos ha generado una sensación de inseguridad entre el sector comercial que ha conseguido aplacar la investigación de la Policía Nacional con la detención de un individuo, habituado a delinquir. En su declaración ante la jueza admitió la autoría de los robos en el estanco de la calle Sant Manel, la tienda de informática de Borja Moll, el restaurante de la calle Bonaire, el de la plaza Bastió y el de la pajarería en la calle Ciutadella.

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Ha sido un hecho aparentemente puntual, que sin embargo, no tranquiliza por completo al sector comercial. «El problema no es que tenga que haber más policía», opina el propietario de Sa Granja, en la calle Rosari, de Maó, «sino en que no queden en libertad al momento de ser detenidos».

Raúl, propietario de la joyería Relotek, en la calle Hannover, asaltada el lunes, en un caso aún por resolver, no cree que sea necesaria más presencia policial en la calle «porque no gusta al turismo», pero sí pide una mayor iluminación y la instalación de cámaras públicas.

La falta de luz artificial es el denominador común en las reivindicaciones de los comerciantes mahoneses. «No puede ser que haya tanta oscuridad en las calles, incluso en el aparcamiento de Es Freginal, indica Lucrecia Roselló, de la joyería que lleva su nombre, también en Hannover. «Aquí tenemos la puerta abierta pero ahora bajamos la persiana incluso al mediodía, la policía pasa con el coche arriba y abajo y debería hacerlo a pie más a menudo». Unos metros más arriba, la responsable de la joyería Lucre, explica que «nosotros tenemos los sistemas de seguridad que obliga a disponer la normativa para este negocio, y no es fácil porque la inversión es muy costosa». Añade que «falta más control policial pero sobre todo mucha más iluminación por todo».

Jaume Pons, titular del restaurante Cala Bella, en la calle Bonaire, no ha recuperado ni la tablet ni el dinero ni los teléfonos que le robó el hombre detenido. «Sabía muy bien lo que hacía y cómo lo hacía porque en apenas 40 segundos logró sacar la puerta de las guías». No cree, sin embargo, que falte más policía «pero sí más organización en los cambios de turno para que siempre estén en la calle, y también que haya más iluminación y más dinamismo para que los ladrones desistan de sus intenciones».

Las claves
  1. Total de 24 robos con violencia más 117 con fuerza

    Entre los 141 robos de enero a septiembre del año pasado, 24 lo fueron con violencia e intimidación y 117 con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones, lo que supone una media de un robo cada dos días.

  2. Entre 10 y 12 policías patrullan Maó cada noche

    La Policía Local dispone de cinco agentes en el turno nocturno a diario, en Maó, mientras que la ‘Nacional’ pone en la calle entre 5 y 7 cada noche, dependiendo de las necesidades del servicio y de que haya detenidos a custodiar en Comisaría. Circulan al menos tres coches patrulla entre ambos cuerpos policiales para cubrir la seguridad en todo el municipio.

  3. Toxicómanos y en libertad, la mezcla delictiva

    En Maó y, especialmente, en Ciutadella los robos con fuerza en casas y locales se multiplican cuando coincide que los delincuentes multirreincidentes que entran y salen de prisión están en libertad, y los que precisan dinero para adquirir drogas debido a sus adicciones. Esa confluencia dispara las estadísticas de siniestralidad.