Imagen de la plantación experimental de ‘calop blanc’, que tras el visto bueno del Govern seguirá creciendo | EP

TW
4

La inclusión de la uva calop blanc en la categoría de variedades de racimo de vinificación autorizadas en Balears abre la puerta a que un plazo aproximado de dos años Menorca pueda contar con un nuevo caldo que sumar a su bodega. La publicación de esa modificación el pasado jueves en el Bulletí Oficial de les Illes Balears ofrece el marco legal necesario para un proyecto en el que no obstante ya trabajan, de forma experimental, desde 2014 en la finca Sant Josep de Ferreries.

Fue la propiedad de ese lloc, con el apoyo de la Associació Vi de Menorca, la que puso en marcha una petición, que de alguna manera viene a hacer justicia poniendo al producto autóctono en el lugar que se merece.

Y es que según cuentan desde el sector, cuando se realizó el registro de variedades en la década de los 80, las locales quedaron en el olvido debido a que lo que en aquel tiempo estaba de moda, y vendía más, era la uva francesa. Es por ello que las variedades autóctonas fueron perdiendo presencia y desaparecieron incluso de los viveros.

Por suerte, en la finca de Sant Josep queda una parra que ha servido para a través de esquejes e injertos poder tener ahora un terreno con cerca de un millar de plantas. Por el momento un volumen insuficiente para cosechar vino pero que crecerá a buen ritmo: este año está previsto añadir otras 475 plantas hijas de la parra madre.

A raíz de la petición para la inclusión de la calop blanc en el registro de uvas permitidas para elaborar vino, el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra) realizó un estudio en el que se certificó que la variedad en cuestión está íntimamente ligada a su cultivo en Balears, lo que dio luz verde a ser considerada como producto tradicional y, por lo tanto, susceptible, de recuperar su cultivo.

El documento establecía también que la presencia de la citada variedad es ancestral en Balears y que los clones analizados ofrecen unos parámetros de mosto muy interesantes para la elaboración de vinos de calidad.

En las conclusiones, se recoge que los vinos de variedad calop blanc «son limpios y brillantes de color amarillo pajizo con reflejos acerados. En nariz presentan una buena intensidad aromática, son frescos, destacando los aromas a frutas tropicales y fruta con hueso. Presentan notas florales y toques cítricos, herbáceos y un ligero tono a pera y manzana. En boca es un vino ligero con acidez media y bien equilibrado».