Imagen del escualo, de dos metros de largo y 110 kilos, que apareció el pasado mes de abril flotando en aguas del puerto de Maó, el segundo encontrado desde principios de año, y al que hay que sumar otro tiburón sin vida que se retiró el pasado 22 de octubre de la zona La Mola | A.P.B.

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La jornada sobre Conservació de taurons i rajades a les Balears, celebrada el jueves en Palma y organizada por la Fundació Marilles y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, reflejó la drástica reducción de estas especies en el Mar Balear durante las últimas décadas, hasta diez veces menos.

El jefe de Recursos Marinos de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, Antoni Grau, explicó que «a mediados del siglo XX, estas especies eran muy comunes en Balears e incluso tenían una tradición culinaria, pero, entre los años 40 y 70, la acción de la pesca provocó una drástica reducción. Por ello sería necesario transformar algunas artes de pesca, de acuerdo con los profesionales, y de los sistemas de devolución de ejemplares vivos al mar para que sus efectos no sean tan dañinos».

Grau señaló que «a los efectos de pesca se añade que, en el caso de los tiburones, son especies que viven durante muchos años, pero tienen pocas crías. Así, hace poco más de medio siglo, los tiburones y las rayas suponían el 25 % de la biomasa del Mar Balear. Ahora no llegan al 1 %. Las especies más grandes y depredadoras se han extinguido en nuestro mar y alguna presenta una proporción de 1/1.000 en relación a hace 50 años».

El jefe del servicio de Recursos Marinos indicó que «décadas atrás, la captura y la muerte de tiburones eran vistas como una buena noticia, pues se suponía que, sin ellos, habría más peces. Ahora hay pocos tiburones y no hay más peces. Estas reducciones siempre alteran el equilibrio de los ecosistemas. Por ejemplo, los meros son víctimas de un virus. Si hubiera más tiburones que se comieran a los meros, este virus no se extendería tanto. Afortunadamente, la creación de reservas marinas ha multiplicado la población de peces de manera espectacular en sus zonas».

Sobre la presencia de mercurio en las especies marinas, Grau comentó que «hay más cantidad en los peces del Mediterráneo que en los del Atlántico. No se sabe muy bien por qué. Podría ser por una presencia natural».

Por su parte, Júlia Santana, del Imedea, destacó que «en el Mediterráneo hay unas 45 especies de tiburones, de las que unas 20 están presentes en el Mar Balear, y unas 35 de rayas». Santana subrayó que «en el Mediterráneo se está iniciando la introducción de técnicas de vídeo para obtener información sobre las especies marinas, algo que ya se hace en Australia».

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Tiburón, el pasado 14 de julio Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), destacó el «importante» papel que puede jugar España para intentar revertir la situación actual, ya que según argumentan es el mayor importador y exportador de tiburones del Mediterráneo y uno de los comercializadores más grandes del mundo, actividad en la que solamente es superado por Corea del Sur. En ese sentido, desde la WWF han publicado un estudio sobre la situación en el que reclaman «una llamada a la acción».