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Hubo un tiempo, cuando el servicio de Juventud del Ayuntamiento organizaba actividades sin tener una sede fija, en el que existía un movimiento juvenil en Ciutadella que reivindicaba la existencia de un casal de joves. El paso del tiempo, ahora que se cumplen diez años de la entrada en funcionamiento del Punt Jove, se ha encargado de demostrar la razón de aquellos que pedían tener un centro de ocio que se ajustara a sus necesidades.

Tras arrancar provisionalmente en los pisos del sindicat en 2009, el proyecto se trasladó en 2012 unos metros más arriba de la calle Mallorca, al anexo del instituto Josep Maria Quadrado, donde ayer tuvo lugar una gran fiesta para celebrar diez años repletos de actividades.

Ha sido en esa sede donde se ha consolidado un proyecto que si bien en los inicios tenía como gancho los talleres, relata la coordinadora del centro, Margarita Bosch, ahora triunfa «porque los jóvenes han encontrado un punto de encuentro».

Un lugar al que retornaron ayer por culpa de la lluvia, que obligó a trasladar el escenario que se había elegido, la Plaça des Pins, para celebrar un aniversario «participativo y activo», explican los organizadores, siguiendo la línea que han desarrollado durante toda su trayectoria para conseguir llegar al punto en que se encuentran, el de conseguir «un espacio de dinamización y educación en el tiempo libre» por el que ya han pasado algunas generaciones del municipio.

Para celebrarlo, se desarrollaron ayer diferentes actividades, un programa que arrancó con una mesa redonda en la que se aprovechó para plantear algunas cuestiones de cara al futuro, principalmente relacionadas con la comunicación entre la juventud de Ciutadella y el Ayuntamiento.

También hubo tiempo para adentrarse en el mundo del grafiti con un taller y organizar un concurso a través de las redes sociales, actividades que dieron paso a la parte más artística de la jornada, con espectáculos musicales, teatrales y de danza con el joven Andreu Forcada como presentador.

Cabe destacar, a la hora de hablar del éxito del proyecto del Punt Jove y cómo ha conseguido calar entre la juventud del municipio, que pese a que en un principio estaba pensado para acoger a chicos y chicas de entre 14 y 21 años, en los últimos tiempos se puso en marcha un programa piloto para incorporar a la familia a los jóvenes de 12 y 13 años, edad en la que inician sus estudios en el instituto.

«Siempre quieres llegar a más gente, pero tal y como estamos nos va bien, respondemos a las necesidades que hay y siempre tenemos mucha gente», responde Bosch sobre un punto de encuentro por el que suelen pasar de media unas 50 personas al día durante los fines de semana.