Se estima que en Menorca habitan unas 27 especies diferentes.

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«Lo que pase en un año no es representativo», advierte la investigadora Sonia Estradé cuando habla sobre el estudio de las poblaciones de mariposas que se realiza anualmente en la Isla desde el Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam). «Los datos solo tienen sentido a largo plazo», añade, y en ese sentido la buena notica es que en la Isla se viene estudiando la evolución de los lepidópteros desde 2001, lo que permite ver la evolución de los que está pasando «a través de datos firmes e indicativos».

La reciente publicación por parte del Obsam del informe de seguimiento con la incorporación de los datos correspondientes a 2019 ya permite sacar algunas conclusiones en claro. El análisis se realiza a través de la información recogida durante dos décadas en tres estaciones, las de el Barranc d’Algendar, Santa Catalina y Es Grau. Y son precisamente los archivos documentados en esta última los que arrojan la información más significativa, que se pueden interpretar como una especie de toque de atención.

«Es curioso ver lo que está pasando en S’Albufera des Grau, especialmente al tratarse de una zona protegida y núcleo de la Reserva de Biosfera. Estamos viendo cómo las poblaciones de mariposas están disminuyendo de manera bastante drástica desde 2001 hasta hoy día», advierte Estradé.

En un primer análisis, pendiente de un estudio en profundidad, desde el Obsam consideran que lo que ocurre está relacionado con el «cerramiento de los hábitats». En otras palabras, según la investigadora, estamos hablando de «la pérdida de prados naturales o seminaturales y el aumento de la superficie boscosa». Así, van menguando esos hábitats llamados abiertos «que son muy importantes de cara a la biodiversidad» y que están muy vinculados a la diversidad de mariposas.

Al parecer se trata de una tendencia habitual en los países más industrializados por culpa del abandono de las prácticas de agricultura tradicional y la ganadería extensiva. «En Menorca, la superficie boscosa global no está aumentando mucho, pero sí notamos que los bosques cada vez están más cerrados, hay mucha más biomasa», explica Estradé, quien añade que por otra parte en las zonas de prados seminaturales está ganando mucho terreno el arbusto.

Como bioindicadores que son, las mariposas están lanzando un mensaje de que «en general estamos perdiendo biodiversidad», resumen desde el Obsam.