Los expertos recuerdan la importancia de que las personas que se encuentran estos animales heridos o atrapados no los liberen por su cuenta y de que lo notifiquen en el 112 | GOB

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La tortuga marina se está convirtiendo en el animal protagonista del verano menorquín, y no precisamente por buenas noticias. Así lo advierten desde el GOB, entidad que acaba de hacer público que si el estío pasado el Centre de Recuperació de la Fauna Silvestre recibió el ingreso de dos ejemplares, en lo que llevamos de temporada ya son 14 los quelonios afectados por alguna problemática.

«Nunca habíamos vivido un verano así y resulta preocupante», confiesa desde la entidad ecologista Cristòfol Mascaró, quien reconoce que por el momento no han podido determinar a qué obedece el aumento. Analizado desde un punto de visto optimista, se podría pensar que se debe a un crecimiento de la población, aunque todo parece indicar que está más relacionado «con todas las trampas» que se encuentran en el mar.

Para evitar que la problemática vaya a mayores, desde el GOB ofrecen algunas recomendaciones. Entre ellas, la más importante es la de que si encontramos una tortuga marina enredada no debemos liberarla por nuestra cuenta, sino avisar al 112. Explican que debe ser un veterinario quien la desenrede para evitar complicaciones y garantizar la vida del animal. «Es de agradecer la buena intención en los casos que se han dado este verano de tortugas liberadas por las personas que las han encontrado, pero no es el comportamiento correcto», insisten desde el GOB.

El verano de la tortuga

Se trata de un animal que en las últimas semanas ha gozado de notoriedad mediática por la primera puesta de la que se tiene noticia en Menorca. Unos hechos que si bien son interpretados como algo positivo por algunos, en realidad no lo son tanto. La explicación que aportan desde el GOB es que, como motivo más probable, se trate de un nuevo escenario provocado por los efectos del cambio climático y el calentamiento del Mediterráneo. Por otra parte, alertan que la irrupción de nuevas especies siempre puede alterar de alguna forma los ecosistemas existentes.