La comparsa ambientada en el mundo circense fue la gran triunfadora entre las propuestas que participaron en el desfile. Aprovecharon la ocasión para lucir pancartas en las que se podía leer «Más circo, menos guerra» y «La vida es un Carnaval». | Josep Bagur

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El Carnaval continúa ganando terreno hacia la ansiada normalidad. Lejos de alcanzarla todavía, Menorca vivió ayer una animada jornada festiva. Con programaciones todavía más reducidas de lo que es habitual, el peso de la  celebración recayó en la gente, que se apuntó a la fiesta luciendo sus mejores disfraces para la ocasión.

Como ya sucedió el sábado en Maó, en Es Castell también han dado este año un importante paso al frente con la organización de una rua de Carnaval. Un desfile que, partiendo de la parroquia del Roser llegó, animado por la ambientación de la Banda de Música des Migjorn Gran, hasta el Ayuntamiento. Allí fue donde, tras la deliberación de jurado, se dieron a conocer los premiados de este año. Reconocimientos que fueron a parar a un grupo disfrazado de circo y en la categoría de parejas a la formada por el pirata Barbarroja y una sirena.

En el municipio vecino de Sant Lluís la fiesta carnavalesca tuvo lugar por la mañana. Una celebración igualmente animada que contó con unos invitados especiales, los de la familia de la Colla de Gegants local. Ellos fueron los principales protagonista de un desfile al que puso ritmo la Sa Xaranga de la Banda de Música de Maó. Tampoco faltaron participantes de la Residencia Geriátrica, del Centre de Dia y del Molí de Baix.

En Es Mercadal la fiesta tuvo lugar a primera hora de la tarde con un pasacalles en el que la gente se volcó con los disfraces. En esta caso, la ambientación musical corrió de la mano de la banda municipal. Una vez en la Plaça Pare Camps, la celebración continuó con un espectáculo de animación pensado para los más pequeños.

Tras un fin de semana repleto de fiesta, el Carnaval se toma hoy un pequeño respiro antes de despedirse mañana con la celebración del darrer dimarts y los entierros de Camestortes en Maó y Es Castell y de Bernat Figuerola en Alaior.