Baldomera Valle llegó a la urbanización en 1968 cuando su marido abrió el Bar Pons | Josep Bagur Gomila

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Emprendedora, con talento y, sobre todo, aventurada ante los retos que le ha ido presentando la vida. Baldomera Valle Pavón (Cáceres, 1934) es una extremeña de 88 años de edad que ha sido el alma mater de los fogones del Bar Pons. El pasado sábado Valle fue sorprendida por la Asociación de Vecinos de Cala en Porter al rendirle un homenaje por su aportación y estima al núcleo en el que lleva residiendo más de cincuenta años. No se lo esperaba. Pero agradece el gesto que han tenido con ella.

Una serie de circunstancias personales la llevaron a trabajar duro desde muy joven, pero Baldomera Valle sonríe a la vida por cuanto ha logrado cosechar.

Natural de Cáceres, Valle llegó a Menorca con 17 años empujada por la necesidad de hallar trabajo y ayudar a su familia. Su hermana Isabel había emprendido el viaje con anterioridad y poco después animó al resto de su familia a probar suerte en la Isla. Trabajó de limpiadora en un predio hasta que se casó con Francisco Pons Pieres. Baldomera Valle ayudaba a su marido en la venta de carbón y derivados. Francisco Pons era carbonero y lo comercializaba en la cochera de su casa, situada en la calle Obispo Severo de Maó. Pero en el año 1960 Francisco decidió cambiar el rumbo de su vida laboral y viajó a Alemania, dejando en la Isla a mujer y dos hijos, Pedro y Joan. Al año, Francisco regresó a Menorca para llevarse a su familia al país germano. Allí, él trabajaba en una empresa de fabricación de motores de coche y ella en una fábrica textil. A los cuatro años, la familia Pons Valle regresó para emprender de nuevo otros proyectos laborales. Francisco ya había adquirido el solar donde se levantaría el Bar Pons. Y mientras se construía, la familia regentó una tienda de víveres en Maó.

La inauguración del Bar Pons en 1968 supuso el desplazamiento de la familia a Cala en Porter para iniciar una vida allí a la que aún siguen fielmente vinculados. Baldomera primero sirvió bebidas y despachó en la tienda que ocupaba una parte del bar. Luego tomó el mando de los fogones del restaurante hasta el punto que sus platos se convirtieron en los más deseados. Una cocina casera, próxima y elaborada con cariño fueron los ingredientes del éxito de este local que fue creciendo y ampliando horizontes. Fue en 1985 cuando esta mujer fuerte y emprendedora dejó paso a su nuera. Eso sí, tras enseñarle todas sus recetas y trucos gastronómicos.

Su hijo Joan revela que aún hoy, y pese a sus dolencias, ocupa la barra del bar y ayuda con cuanto esté en su mano. Es el ejemplo más visual del coraje y el tesón trabajador de Baldomera Valle.

Enhorabuena por este reconocimiento.