La Vigilia Pascual dio comienzo con el fuego que se encendió fuera de la Catedral. | Josep Bagur Gomila

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La Vigilia Pascual cerró este sábado por la noche el triduo de la Semana Santa con la bendición del fuego nuevo y el agua, el rezo de las letanías y la pública profesión de fe.

El obispo Gerard Villalonga presidió en la Catedral la liturgia solemne de esta celebración, que preludia el Domingo de Pascua. Dio comienzo en el exterior del primer templo de la Diócesis, donde bendijo el nuevo fuego, con cuyas brasas se encendió el cirio pascual, la Luz de Cristo al simbolizar a Jesús resucitado.

Anuncio de vida

La Vigilia Pascual es el acto nuclear de los oficios de Semana Santa, al conmemorar la resurrección de Jesús. Una ‘noche en vela’ que adquiere su pleno significado cuando un grupo de mujeres llega al sepulcro para embalsamar a Jesús, que había muerto en la cruz. Pero no encuentran el cuerpo. «Aquellas mujeres hallaron una tumba vacía. Habían ido a llorar a un muerto, pero en su lugar escucharon un anuncio de vida, con la gran piedra del sepulcro removida y, dentro, un joven con una túnica blanca. No tengáis miedo. Aquel al que buscáis, Jesús, el de Nazaret, el crucificado, resucitó. Acojamos también nosotros esta invitación, la invitación de Pascua», manifestó el pastor de la Iglesia de Menorca en la homilía.

En la Vigilia Pascual se revive la Resurrección de Jesús. Tras encender el cirio pascual se lee el pregón que relata la historia de la salvación desde la creación, la caída de Adán, la espera y liberación del pueblo de Israel, hasta la entrega de Jesucristo, que muere por la humanidad.

En la liturgia de este oficio se encendió el cirio pascual y se bendijo el agua.
En la liturgia de este oficio se encendió el cirio pascual y se bendijo el agua. | Josep Bagur

Mensaje de esperanza

El prelado Villalonga Hellín afirma que «es un gran mensaje de esperanza al proclamar la victoria de la luz sobre la oscuridad». Después de las lecturas tiene lugar la bendición del agua y durante la Eucaristía se entonan cantos del aleluya en una celebración festiva porque se cumplen las promesas y los designios de Dios.

Empezar de nuevo

«Vayamos a Galilea, donde el Señor resucitado nos precede, pero, ¿qué significa ir a Galilea?», preguntó el obispo Gerard. Y a continuación respondió: «Significa, ante todo, empezar de nuevo. El resucitado dice a los discípulos: empecemos de nuevo, os quiero de nuevo conmigo, a pesar y más allá de los fracasos». «Jesús nos precede siempre: en la cruz del sufrimiento, de la desolación y de la muerte, así como en la gloria de una vida que resurge, de una historia que cambia, de una esperanza que renace», proclamó.