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El nombre de Gaspar Melsión tendrá siempre reservado un espacio relevante en la historia contemporánea del fútbol menorquín. A partir de su determinación, y gracias a la generosidad que le permitió su status, Melsión construyó, probablemente, el equipo que ha ofrecido un fútbol más completo y preciosista en los más de cien años de balompié en la Isla, del que se beneficiaron miles de menorquines 25 años atrás.

El mandatario mahonés, fallecido este pasado viernes, se empecinó en hacer grande al club nacido de la fusión en 1974 y lo consiguió. Rodeado de directivos entusiastas, el presidente del Sporting Mahonés logró el primer ascenso del único club de la Isla que ha pisado la Segunda División B. Aquella campaña, la 1986-87, no ha tenido parangón en el fútbol menorquín por la calidad que quincenalmente desplegaban los Engonga, Quintero, Bueno, Teixidor, los tres hermanos Viroll y compañía, en el césped del Municipal. Aquél equipo, además, ostenta el único título insular de la Tercera División reestructurada en 1979.

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Discreto hasta la exageración, tímido pero firme y acerado en ocasiones, cuadró con sus aportaciones los balances del Sporting durante muchos años mientras pudo hacerlo. Si entonces las instituciones hubiesen sabido dimensionar lo que representó aquél primer ascenso impulsado por Gaspar Melsión, quizás la evolución de este club maltratado por las circunstancias hubiera sido otra muy diferente a la que comenzó a vivir ya antes de su salida. Una vez fuera de la presidencia Melsión se mantuvo fiel a la entidad con su presencia en los partidos y colaborando para paliar el pasivo generado durante sus dos últimos años de mandato.

En la hora del adiós, es de justicia reconocer lo mucho y bueno que supo hacer por un club que le debe gran parte del esplendor de antaño.