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Barack Obama recordó que dejan un Irak más estable y soberano, y valoró el «extraordinario trabajo» de las tropas

Lo había prometido el presidente Obama y lo ratificó recientemente en Fort Bragg, uno de los mejores centros de formación militar del Ejército norteamericano, ante cientos de soldados y de sus familias. Recordó que dejan un Irak más estable y soberano, y valoró el «extraordinario trabajo» de las tropas. El coste en vidas norteamericanas –4.487– es alto; también lo es el de iraquíes –entre 104.000 y 113.700–. «Ustedes, la generación del 11 de Septiembre, se han ganado un lugar en la historia». La referencia a esta fecha era necesaria.

Estos días la prensa recoge el paso por la frontera de Kuwait de los últimos contingentes terrestres. Quedará adscrita a la embajada de Bagdad, una fuerza residual que asegurará la última fase –disuasión– de la intervención. El plan de campaña diseñado por el Mando Central norteamericano (CENTCOM) en 2003, preveía una fase de intervención que pilotaron tropas estadounidenses y británicas, una de estabilización, a la que se incorporó España, una de repliegue, que es la que verificamos estos días y la citada de disuasión que también se materializará en un despliegue especial en el vecino y aliado Kuwait.

Han pasado nueve años desde la «misión cumplida» de Bush pronunciada a bordo del portaaviones «Abraham Lincoln», dos meses después del inicio de la guerra en marzo de 2003. Lejos queda aquella foto de las Azores que materializaron el propio Bush, Tony Blair, nuestro presidente Aznar y el portugués Durao Barroso, hoy con altas responsabilidades en la Unión Europea.

También dijo Obama que «Irak, ha sido aquí una fuente de controversias». Yo añadiría que ha sido una fuente de controversias en todo el mundo, por supuesto en España.

Y no voy a entrar a discutir la legitimidad de aquella intervención, ni el fondo y forma de decenas de resoluciones del Consejo de Seguridad de NN.UU. Especialmente significativas la 1483 de mayo de 2003 y la 1511 de octubre del mismo año que «instaba a todos los estados miembros de la Organización, a que apoyasen el proceso de reconstrucción de Irak».

Los militares asumimos la misión de desplegar en esta segunda fase de estabilización que nos dio el Consejo de Ministros de un Gobierno legítimo, como lo hicimos con la orden de repliegue que dio otro Jefe de Gobierno a las pocas horas de haber relevado al anterior.

Sólo me detendré hoy en dos conceptos: el espíritu con el que se desplegaron nuestros contingentes y el recuerdo a los que ofrecieron su vida en aquel país.

«En Irak se tiene un buen concepto de España por lazos históricos con el mundo musulmán; la evocación de Al Andalus puede ser un buen pretexto para entablar conversación».

«El sentimiento de familia está muy arraigado; se tiene un gran respeto al padre y a los ancianos».

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«Utilizar sólo la mano derecha para comer tocar los alimentos u ofrecer algo».

«Después de saludar, el gesto de colocar la mano derecha sobre el corazón, muestra respeto o sinceridad».

«Nunca utilizar el OK con el pulgar hacia arriba, ya que tiene una connotación obscena en el mundo árabe».

«Los chiítas tienen un mayor sentido de sacralización de los lugares santos, por lo que deberán extremar el respeto a los lugares de culto y ciudades consideradas santas». (Nos correspondió desplegar en Najaf. A esta «ciudad santa» acudían al año once millones de peregrinos.)

«Entrar en las mezquitas por la fuerza o con armas es una ofensa muy grave que hay que tratar de evitar a toda costa».

«Saludar a las mujeres verbalmente; nunca un beso a una mujer en público».

Con estos y con otros «consejos básicos sobre conducta en Irak» redactados por el Estado Mayor del Ejército, desplegó la primera Brigada Plus Ultra mandada por el General Cardona, a mediados de 2003. Un manual de área de algo mas de 150 páginas acompañaba a estos consejos. En él se describía la rica historia del país, su geografía, religiones y costumbres, mapas y un diccionario básico. Así, arropando a soldados hermanos de Honduras, El Salvador, Dominicana y Nicaragua se integró nuestra Brigada en la División Multinacional Centro Sur (DMN CS) que lideraba Polonia desde el Cuartel General de Babil, la mítica Babilonia. Un buen equipo de 32 oficiales reforzaba esta estructura de mando, liderados sucesivamente por dos magníficos generales –Ayala y Martínez Isidoro– en función de segundos comandantes divisionarios.

Una segunda «Plus Ultra» mandada por el general Fulgencio Coll relevó a la pontevedresa de Cardona y por último el general José Muñoz materializó el no fácil repliegue que todos conocemos en abril de 2004.

Es obligado el recuerdo a los que murieron en aquella misión: Tierra, Mar, Aire y Guardia Civil adscritos a la Embajada, al CNI o a los contingentes, contribuyeron con su vida a lograr el momento actual en el que Irak recupera su total soberanía. Espero y deseo que nunca olvidemos su sacrificio.

Artículo publicado en "La Razón" el jueves 22 de diciembre de 2011