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Estos días a través de los medios de comunicación, nos hemos enterado de que el honorable presidente de la Generalitat de Catalunya se ha ido de viaje a la tierra de los zares, en concreto a Moscú, no por motivos particulares, sino como viaje oficial en calidad de mandatario catalán. El motivo, la finalidad y con quién se ha reunido, personalmente me importan un carajo.

El "hotelito" escogido ha sido el Radisson Royal de Moscú -hotel de lujo moscovita, cuyo precio por habitación no baja de 300 euros diarios-, según información del "ABC", el señor Mas y su esposa reservaron una suite Ambassador, cuyo precio oficial asciende a 1.600 euros, sigue el diario, si bien el líder catalán se benefició de un descuento cuya cuantía se desconoce. Todo ello, por supuesto, pagado con dinero público con una aportación ínfima de mis impuestos, por el momento. El día de mañana si son independientes, por mi parte que haga lo que le venga en gana.

Este viaje presidencial, lo comentábamos el domingo varias personas degustando el menú de La Minerva, -como dicen en Ciutadella, "de dalt de tot", por la relación precio-calidad-, y concluimos que estos hechos lo que hacen es crispar a los contribuyentes, a la pobre gente del paro, a la gente que acude por necesidad a los comedores de Caritas, es decir a la población en general.

Honorable 'president', como yo no estaba presente en la comitiva del Govern, estoy hablando por la que he leído en prensa, que supongo es verídico. Me tranquiliza pensar que hace unas semanas nos desplazamos una comitiva familiar de doce miembros a la capital balear, pernoctando tres noches en un hotel de cuatro estrellas, cuya factura de las cuatro habitaciones fue de unos 1.500 euros, pagados de mi bolsillo. Digo que me tranquiliza, porque pensé que no había negociado bien el precio por habitación, pero después de ver lo que le puede haber costado una sola noche, lo de mi familia es para aplaudir con las orejas.

"Su" hotel, he leído, tiene cinco estrellas, revestido de mármol, más de mil obras de arte, entre cuadros, estatuas, etc., cuenta con tres salas de conferencias, restaurantes, bares, biblioteca, joyerías, boutiques, un anticuario, un concesionario de Rolls Royce y un salón para fumadores de habanos…vaya, esto último sí que me genera envidia, mientras usted –si es fumador de habanos– está degustando un buen cigarro estando calentito en esta sala especial, un servidor está fumando en la fría calle.

Por cierto el secretario general de CDC, Oriol Pujol, en Lleida, quitó importancia a las críticas al respecto que son de "risa", según comentó. Supongo que son unos pocos -los de la comitiva- que se han reído después de conocer el hotel que los acogió.

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barber-alles@terra.es