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La Unión Deportiva Mahón conmemora su noventa aniversario. Es una fecha significativa que revela el largo recorrido de la que llegó a ser, en diversas épocas de su prolongada existencia, la entidad más representativa de la Isla y quizás también del archipiélago.

Hoy corren otros tiempos. El fútbol doméstico no conserva la misma relevancia de aquellos años y la Unión no ha podido evitar su pérdida de protagonismo en la sociedad insular, en parte además, porque desde hace más de 20 años está desaparecida de las categorías baleares o nacionales.

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Pero este club puede presumir de una historia que le hace insigne más allá del momento que denuncie su realidad actual. Sostenido por unionistas de corazón ajenos al paso del tiempo, aún conserva el empuje necesario para mantenerse erguido con un fútbol base que le retroalimenta. El orgullo unionista es una cualidad de su ADN y el sábado, en el Orfeó Maonés, quedó manifiesto una vez más.

Ha querido la junta que preside José Saavedra en este aniversario reconocer a aquellos unionistas que han jugado un papel fundamental en las últimas decadas, resaltando el de aquellos como José Sastre, Octavio Vidal o Emilio Orfila, junto al abogado, José Bermejo, que removieron cielo y tierra durante años para que la entidad recuperase el derecho deportivo a competir, perdido después de la fusión del 74.

Todos recibieron el homenaje que su perseverancia merecía porque al final después de demandas, recursos y contenciosos interminables la Unión compite sin lìmites desde el 4 de junio de 2001. Pero la UD Mahón va mucho más allá que lo sucedido aquél día cuando -conviene no olvidarse- fue la entonces directora general de Deportes, la mahonesa, Joana Maria Petrus, la que decidió, por decreto, devolver la libertad absoluta al club. Quizás Petrus también debió haber sido mencionada en esta celebración.