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"En las dos próximas citas olímpicas puede llegar a mi altura. Albert Torres será medallista olímpico". Tan osado vaticinio no lo hizo un familiar o un seguidor incondicional del ciclista menorquín, sino Joan Llaneras, el deportista español más laureado en la historia de los Juegos, hace justo un año después que el ciclista ciutadellenc ganara el oro en persecución, en la Copa del Mundo disputada en Londres.

Desde entonces Albert Torres ha visto como las circunstancias se convertían en obstáculos de difícil superación porque no ha podido encontrar un equipo de carretera que le convierta en profesional. Cumplió su sueño en la cita de la capital inglesa pero a partir de ahí las adversidades están jugando en su contra, por más que acabe de demostrar su clase sobre la pista en el reciente Mundial de Minsk en el que ganó la medalla de plata junto a David Muntaner, en madison.

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La Federación Española esta literalmente tiesa hasta el punto que debe soportar la vergüenza de que sus mejores exponentes corran con los gastos de viaje y estancia en campeonatos internacionales, como les sucedió a Albert y David en la Copa del Mundo disputada en Méjico el pasado enero.

Por si fuera poco, el ciutadellenc ha perdido la beca ADO de 20.000 euros con la que subsistir para seguir su preparación al ser excluido del equipo que corre una disciplina olímpica.

Torres es el referente actual del maltrecho deporte menorquín, junto a Sergio Llull. Sería el momento de que las instituciones le lanzaran el cable que precisa directamente a través de sus ayudas, o bien realizando las oportunas gestiones ante la Federación Española y el Consejo Superior de Deportes, y ahí también puede tener mano Arturo Sintes, presidente de la Balear. Todo con tal de que Albert no desperdicie la clase que tiene por falta de apoyos.