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La célebre frase del almirante italiano Andrea Doria, "Julio, Agosto y Mahón… los mejores puertos del Mediterráneo son", ha calado en mí desde mi juventud. Él tuvo la suerte de conocer la mayoría de los puertos de nuestro mar por su profesión de marino, y el "mochilero", a pesar de conocer unos pocos, es un enamorado de esta especie de ría gallega, llamada "Port de Mô".

Cada mañana mi esposa y un servidor desayunamos acompañados de las preciosas vistas del puerto… las cambiantes luces naturales, el mar en "calma chicha" o embravecido, barcos de todo tipo… y cinco preciosos patos que, con puntualidad británica, navegan desde el torrente de la Colársega hacía en muelle comercial. Una alma caritativa, o sea una señora, les alimenta con pienso en un lugar concreto, comen, se la miran con cara agradecida y de vuelta a su pertinente "hogar".

Apreciado lector, comenté que tengo la sana costumbre, antes de desayunar, de caminar una hora por el puerto y ponerme al día de las noticias matinales. Recientemente bajando por el parque Rochina, observé que las palmeras del citado parque necesitaban un "afeitado", una poda en general, ya que estaban entorpeciendo el paso por la acera. De las paredes-vallas que "protegen" los acantilados, sin comentario, ya no te fijas en ello por ser una figura perenne como los "talayots", a pesar de ser la principal conexión puerto ciudad.

Verdaderamente a primera hora es un paseo muy concurrido, te cruzas con un médico; dos amigos habituales de diario; dos hermanos; un ex compañero del tenis que me pregunta en plan cachondo: "Què puñetas fas tan prest per es port?"; un par de pescadores de caña buscando "su" sitio preferido, etc. Puedes comprobar que hay una infinidad de fachadas con una necesidad de pintura y conservación, por el contrario unas pocas se están pintando por profesionales, cosa muy necesaria por imagen y actividad económica. Al llegar a la zona del Club Marítimo, aleluya, están derrumbando la casa del esperado y deseado ascensor, que lleva años para dar servicio a los contribuyentes. Por fin un equipo municipal cumplirá, espero, con la promesa de dar servicio este mismo año. Seguimos y al fondo en Cala Figuera, podemos contemplar un corte del acantilado, donde se ha ubicado una rotonda, necesaria en mi opinión, pero vatuadell cent llamps, ya son tres los mamotretos en esta zona, la horrible "chimenea" del Club Marítimo, el esperpéntico "cajón" del ascensor y ahora la "comida" del acantilado. Este último lo podrán utilizar los aficionados a esquiar, cuando nieve haciendo eslalon.

Nota triste, del quinteto de patos han desaparecido tres de ellos, los dos que quedan notan a faltar al resto del equipo, se nota que los animales son más solidarios que los humanos, estos últimos estarían más contentos por no tener que repartirse el desayuno.

El "mochilero" se pregunta: ¿los tres están enfermos? o ¿han fallecido de muerte natural?, pero si se trata de algún energúmeno que los ha matado por diversión o por preparar un menú de Pato a la naranja, le manifiesto mi total desprecio. Continuará…