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La Isla del Rey rejuvenece cada día desde hace 10 años, desde que un grupo de entusiastas desembarcaron por primera vez para empezar una labor altruista de recuperar este precioso enclave, que había sido abandonado a merced de los depredadores humanos y el propio deterioro de un lugar sin habitar durante unos 40 años.

El ser humano va envejeciendo con los años, que por mucho que nos empeñemos – a base de cirugía estética – el tiempo es tozudo y no tiene nada que ver la cara que cada día vemos en el espejo, con la que veíamos cuando teníamos 20 años, vatuadell cent llamps, nuestro careto ha cambiado y el jodido espejo sigue tan campante.

Apreciado lector, la Isla del Rey, como hemos dicho, va rejuveneciendo con el paso del tiempo, no como los humanos, todo es a consecuencia del cariño que va recibiendo de los voluntarios, que con su trabajo semanal y muchas veces diario, se ha convertido con el corazón del antiguo hospital que va bombeando la sangre necesaria para que no se pare ni un solo dia.

Las pulsaciones los días laborales suelen ser a un ritmo normal, pero cuando llega el fin de semana las pulsaciones se disparan a consecuencia de la afluencia de los visitantes, desde toda Menorca. En temporada invernal, depende mucho del tiempo atmosférico, la afluencia sea poca o más numerosa. El corazón late a un ritmo acorde, siempre de la mano del voluntariado, para que los visitantes sean atendidos como siempre y se queden con ganas de volver, bien sea para incorporarse al equipo de voluntarios, o para una segunda visita, para recorrer los lugares que han quedado pendientes en ver.

El fin de semana pasado pusimos a prueba el corazón isleño, ya que el sábado por la mañana nos visitaron unas 130 personas, convocadas por las redes – Facebook - de Internet, cuyo transporte fue con un catamarán de la compañía "Yellow Catamarans".

El domingo desembarcaron más de 300 personas, de las cuales 50 eran los suscritores de <Es Diari>, 120 de la APIMA La Salle de Alaior, 45 de la Associació de Veíns de Es Castell, 5 alumnos y una profesora de La Salle Mahón, para hacer un trabajo sociológico sobre los voluntarios, más los grupos que vinieron por su cuenta. El transporte dominguero se efectuó, como siempre, desde es Moll de l´Hospital de Es Castell, con la zodiac, nuestro pura sangre.