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El pasado sábado suspendimos el partido de tenis por inclemencias meteorológicas, lo sustituimos por un par de cañas de cerveza en el Claustro del Carmen – sa plaça de Mô-, con mi amigo David mientras recordábamos tiempos pasados cuando la cárcel estaba ubicada en el primer piso de este edificio. Se paró un conocido, nos puntualizó que estábamos en el bar El Trueno – antiguo nombre de este establecimiento – y puntualizó: <quina pena que no mantinguésin s´antic nom>…elemental querido Guillermo - como diría mister Holmes – totalmente de acuerdo contigo.

Con mi amigo tenemos una sana costumbre, a ver quién es más rápido en desenfundar – sacar los euros del bolsillo -, cosa que no ocurre muchas veces, hay gente que parece que tiene un erizo de mar en el bolsillo y le da miedo hurgar buscando billetaje; en el Trueno me adelanté en sacar las monedas y, como no podía ser menos, mi amigo insistió en tomar otra beer en el Tabaris.

Cuando pasamos frente al Centre Cultural Municipal <Claustre del Carme>, donde están las aulas de música, pintura, cerámica, salas de exposiciones, la FundacióRubió Tudurí–Andrómaco, entre otras, me vino a la memoria que en la entrada principal había un ocupa desde hacía varios meses, situación anómala que denuncié en el pasado mes de noviembre, en mi blog de <Es Diari> digital, entramos para comprobar si el ínclito se había esfumado. Vatuadell cent llamps, pues no, allí seguía perenne mirándome con actitud chulesca y desafiante…se trataba del palé de madera que alguien dejó abandonado a su suerte. Por cierto, también en plan decorativo había tubos, cables y un viejo cartel roto.

Teniendo en cuenta de que se trata de uno de los edificios emblemáticos municipales, recomiendo a los de Dalt la Sala ordenen la evacuación del ocupa – palé -, retirada de los cables, el viejo cartel y de paso que le den una mano de pintura a la pared, ya que está llena de pallofes.

Apreciado lector, por si no te has enterado, te hago saber que el puerto de Mahón hace un par de días ha sufrido un atentado histórico, el centenario muelle de la Cala de Sant Antoni, que llevaba muchos años enfermo, sin que nadie se cuidara de su salud, en vez de enviarlo a la URI –unidad de reparación inmediata – una excavadora se ha encargado de hacerlo desaparecer, rematándolo en unas pocas horas, en vez de que algún romántico ordenara su reconstrucción.

Informaba <Es Diari> hace un par de días: los vecinos de Sant Antoni aseguraban ayer, muy enfadados, que no solo se han roto los muelles sino que «han destruido la vida social de la cala». Explican que «reordenar no implica destruir», de ahí que desearan un mantenimiento de aquellos elementos con los que han convivido toda su vida. «Los muelles tienen vida, no son solo un bloque de hormigón», agregan. Los muelles que se encuentran en mal estado deberían de haberse reparado, acondicionado y mantenido, consideran. Agregan que los residentes en la cala tienen por costumbre «sentarse en el muelle para bañarse, pescar o simplemente, conversar», una tradición que «las excavadoras han liquidado». Además, indican que respecto al muelle antiguo, el que pertenecía al lloc de Sant Antoni, y que se encuentra en muy mal estado, «han eliminado parte de las piedras cuando lo que deberían de haber hecho es reconstruirlo y recuperarlo». (sic) Lo suscribo personalmente como si fuera un vecino más y por recordar cuando sa barca d´en Reynés, nos dejaba o recogía en este embarcadero.