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Acabamos de empezar el verano, estación esperada por la mayoría de los mortales, especialmente para los adolescentes que han visto como se terminaban las clases, por cierto, a los que lo han aprobado todo les esperan días de gloria, en especial a sus padres, que les dejarán disfrutar de unas vacaciones sin asistir a clases de repaso-recuperación, en caso de haberles quedado alguna asignatura por el camino.

Dicho esto, ahora vienen las actuaciones veraniegas de los abuelos, que por cierto estamos encantados de serles útiles. Esta misma semana, en concreto el sábado de Sant Joan por la tarde, embarque de nietos y cap a sa platja de Punta Prima.

Apreciado lector, esta playa siempre me ha recordado vivencias familiares, desde que era niño. Recuerdo que mis tíos Bión y Margarita, tenían alquilada una caseta y, siendo yo niño, algunas veces iba con mis padres a pasar el fin de semana…autobús hasta Sant Lluis y con el coche de San Fernando - unos ratos a pié y los otros andando - hasta Punta Prima, no había electricidad y alumbraban el interior de la caseta con llum de carburo. En aquella época ya estaba Casa Fermín, que compaginaba tienda de comestibles y bar.

Motxilla al canto i anem per feina, mientras mis nietos se estaban bañando en las preciosas aguas, con la pertinente vigilancia de s´àvia Ángeles, hice un recorrido por la urbanización para ver si verdaderamente se había ganado el galardón de Bandera Azul, desde hacía varios años.

Vatuadell cent llamps, en general dicha urbanización estaba en perfecto estado de revista y a continuación me quedaban dos opciones, ¿bañador al canto o tomarme un refresco?, el que me conoce sabe perfectamente que opción tomé…por supuesto la segunda i cap a nes bar Noray, que la terraza tiene en frente la preciosa playa. Atendido por un simpático y eficiente barman, pedido del gin-tonic de Beefeater y a degustar un cigarro habano H.Upmann Epicure en la misma terraza, por supuesto a la sombra. La playa estaba vigilada por un socorrista, provista de aseos públicos, pasarelas para discapacitados, varios puntos de duchas para los pies para limpiar la arena, por supuesto papeleras repartidas por el paseo marítimo, bancos públicos para descansar y disfrutar de las magníficas vistas de la Isla del Aire…calles limpias, vegetación cuidada, tren turístico, alquiler de ponis para el disfrute de la gente menor y alquiler de bicicletas para los mayores. La farmacia de Javier, abierta todo el año, situada en el mismo paseo marítimo con unas vistas impresionantes.

Al mochilero no le queda más remedio que felicitar a Cristóbal Coll y su equipo, por haber mantenido esta apreciada urbanización en perfecto estado de revista y a consecuencia de ello varios años con el galardón de Bandera Azul, que sin la colaboración cívica de los residentes y visitantes no sería posible.

Lo que sí he echado en falta son las charlas amenas de dos personas enamoradas de Punta Prima que nos han dejado prematuramente, Quique de GESA y Manolo "el maestro"… Joder amigos, os fuisteis en la flor de la vida pero siempre os tendremos en el recuerdo…Q.E.P.D.