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Unas lectoras de esta sección, hace más de un año me recomendaron que expresara sus quejas – cosa que hice - por la instalación de unos bancos en la plaza Miranda, de Mahón, el motivo es que eran incomodos por carecer de respaldo, cosa bien necesaria más cuando se trata de personas mayores, ya que le damos más importancia a la comodidad que a la estética.

Hace un par de días, las encontré y estaban encantadas debido a que, al fin, los de Dalt la Sala habían adaptado unos respaldos de madera a varios bancos – no todos - que no desentonan estéticamente y al menos descansas relajado y tranquilo contemplando las preciosas vistas a nuestro puerto; el que sigue triste es el Almirante Augusto Miranda y Godoy – la escultura - no porque no se pueda sentar de vez en cuando en un banco, sino porque sigue sin ver el puerto, ya que después del ir y venir que ha tenido que soportar - hasta lo desterraron al parque Rochina - en la actualidad está ubicado en su plaza mirando el edificio sindical y su tortícolis le impide girar la cabeza hacía la izquierda, para poder ver su Base Naval.

Después de comprobar la modificación bancal, me di un garbeo por la plaza del ilustre marino.

Vatuadell cent llamps, en dicha plaza se nota la falta de mantenimiento, por parte de los de Dalt la Sala, podemos ver los árboles necesitados de poda, varios sitios del embaldosado rotos, en el mismo frente de la Delegación del Gobierno de Menorca – precioso antiguo palacio – hay varios escalones rotos desde hace mucho tiempo, unas jardineras abandonadas de las manos profesionales, sin flores ni plantas, cuando accedí a una terraza, para saborear un chupito de whisky, acompañado de un cigarro H.Upmann – epicure -, tropecé con un agujero, el cual había albergado hace tiempo una pilona de hierro y que ahora está tirada dentro de una jardinera, dicho agujero ni siquiera había sido reparado en su día.

Me pregunto en el hipotético caso de caída provocada por dicho socavón, provoca una rotura, esguince, etcétera, a quién reclamamos por "daños y perjuicios", supongo a los de Dalt la Sala, ya que el que regenta el bar no tiene ninguna culpa; a contratar un abogado listo y a cobrar un buen billetaje de la compañía de seguros. Con lo fácil que hubiera sido cuando quitaron la pilona, reparar el jodido agujero.

Aprovecho la ocasión, para felicitar a los de Dalt la Sala, ya que el camino de Trepucó, que va desde el Cementerio hasta los Institutos, lo están pintando, para delimitar el paso de los peatones y los vehículos, cosa que hasta ahora ha sido muy peligroso transitar como peatón. Por cierto apreciado lector, de fuentes muy bien informadas, me han asegurado que también se instalaran varios puntos de luz, para poder transitar a pié con seguridad.