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(Publicado en Es Diari el 28 de Octubre de 2015)

El viaje que recientemente ha efectuado un grupo de treinta personas, menorquines y amigos, a La Florida, con motivo de la celebración del 450 aniversario de la fundación de San Agustín y el 250 de la emigración menorquina a Nueva Esmirna sugiere contemplar, aunque someramente, la relación que ha existido entre esta isla tan solicitada y los EEUU de América.

A principios del siglo XIX, los piratas berberiscos efectuaron frecuentes actos de piratería en el Mediterráneo, lo que entorpecía las relaciones comerciales entre Oriente y Occidente. Menorca era española desde la Paz de Amiens (1802) y España andaba metida en las guerras napoleónicas. La todavía reciente presencia inglesa en la isla y la importancia que había adquirido el Puerto de Mahón como lugar de refugio, mantenimiento y avituallamiento de embarcaciones permitió que, durante bastantes años el puerto siguiera prestando esos servicios a embarcaciones y flotas de países extranjeros, lo que colaboraba no poco a la economía menorquina, bastante afectada por las nuevas circunstancias que le afectaban como un gobierno absolutista, mayor rigidez de costumbres o leyes restrictivas en cuanto al comercio.

Los EEUU entre tanto, con objeto de proteger las rutas comerciales, decidieron operar en el Mediterráneo con el llamado, entonces, Mediterranean Squadron el cual, años después, constituiría la Sexta Flota Americana. Y lo hicieron utilizando como Base Naval, el encantador Puerto de Mahón, durante unos 25 años.

Annapolis, capital del Estado de Maryland, es una pequeña ciudad americana de unos 40.000 habitantes que forma parte del área metropolitana de Baltimore. Desde 1845 alberga la Academia Naval de los EEUU, pero hasta entonces fue el Mediterranean Squadron, con sede en Mahón, el que formaba y preparaba, en su Escuela de Guardiamarinas a los futuros oficiales Americanos. Y lo debió hacer bien ya que de ahí surgieron nombres tan ilustres como Stephen Decatour que fue guardiamarina en 1815 y consiguió los máximos honores durante su carrera habiendo impregnando con su espíritu, la formación naval. Como así lo hicieron, también, personajes ilustres como el Capitán Edward Perble, primer comandante del Mediterranean Squadron, o Bainbridge, Capitán de la fragata Philadelphia, Charles Stuart del USS Constitution, fragata aún todavía en activo en Boston, o Thomas Mc Donough, que estuvieron embarcados en este mar y tuvieron su base naval en Mahón, donde también fondearon fragatas como la Brandywine, Independence, Congress o Delaware 74. David Farragut –hijo de padre ciudadelano- sirvió primero como guardiamarina y después en el Independence entre 1815 y 1820 con base en Mahón, y ahí inició su brillante carrera naval

De aquella época queda, como recuerdo, la cordialidad de la relación que se estableció entre menorquines y marinos, y un buen entendimiento, tal vez facilitado por el hecho de compartir determinados principios de libertad que habían impregnado a la sociedad menorquina durante el siglo XVIII.

Parece ser que, el llamado "Cementerio inglés", situado en la ladera Norte del Puerto de Mahón, cerca de la Isla del Rey, empezó a funcionar como tal hacia 1825, y que realmente debería llamarse "Cementerio Anglo-Americano" ya que, tras las oportunas investigaciones realizadas y su restauración hacia 1960, se observa que de las tumbas existentes, la mayor parte contiene restos de marinos americanos: 28 de 44, están identificados como tales.

El Doctor Jonathan M. Foltz, nacido en 1810 en Lancaster (Penn), ingresó en la Armada Norteamericana en 1831 y en 1834 ya había dado la vuelta al globo. Sirvió en varios hospitales de la Marina y en 1839 fue destinado a las fuerzas del Mediterráneo y puesto al frente del Hospital de Mahón en donde permaneció hasta 1841. Era un hombre observador y meticuloso que a lo largo de toda su carrera fue haciendo anotaciones relacionadas con su experiencia en esos "laboratorios" que eran los barcos. Fruto de esas observaciones que constituyeron una importante aportación al mundo médico, nos dejó un interesante libro que, traducido al español, en breve editará la Fundación Hospital de la Isla del Rey, como parte de sus proyectos de recuperación de los edificios y de su historia.

José Mª Vizcaino Aznar