TW
0

Desde que nacemos una de las prioridades que tienen nuestros padres, está basado en la educación en general, para facilitar la convivencia futura nuestra desde la infancia, adolescencia, madurez, etecétera. Te encanta que te digan: «S´al.lot está molt ben educat», o frases similares, teniendo en cuenta que la obligación de nuestros padres ha sido educarnos. Nuestros profesores se dedicaran a enseñarnos, trabajo imprescindible para labrarnos un futuro laboral exitoso. Resumiendo: educación, los padres y formación, el profesorado, hablo por experiencia personal.

Hace pocos días me comentaba un conocido de Alaior, que uno de los problemas que tenía su pueblo era, entre otras cosas, la gran cantidad de excrementos caninos abandonados, en las aceras de esta simpática villa, en una zona deportiva, que con nocturnidad y alevosía, los propietarios los sueltan para que campen a sus anchas, defequen sobre el césped y sin recoger las cacas de regreso a sus hogares. Conversando, llegamos a la conclusión que era un mal endémico de las ciudades en general, no exclusivo de su villa, cuyos responsables eran estos incívicos ciudadanos, que permitían que sus perros defecaran y no recogían sus excrementos.

Paseando por el centro de Mahón, coincidí con un conocido, que paseaba con su perro, por supuesto atado con una correa, era un can joven, nos paramos a conversar, a la indicación de su amo el perro estuvo sentado, como si quisiera enterarse de nuestros comentarios, él era un enamorado de lo que se llama popularmente el mejor amigo del hombre. Estaba indignado por la falta de civismo de los propietarios de canes, por suerte no la mayoría, que no recogen los excrementos y los depositan en las papeleras. «En nuestra ciudad hay varios pipi can para que los perros, puedan campar a sus anchas», fue mi comentario. Respuesta suya, «es que ni en estos sitios, no se respetan las normas establecidas, si quieres me acompañas y lo podrás comprobar in situ lo que te estoy comentando».

Tarde de frio, nos dirigimos a sa Sinía Costabella, que hay un pipi can desde hace un par de años, acondicionado y cuidado por los de Dalt la Sala. Por el camino en las aceras ya pudimos detectar excrementos abandonados, en el recinto canino, donde hay una fuente para que puedan beber los perros, bancos para el descanso de los dueños, utensilios para retirar los excrementos y depositarlos en las papeleras pertinentes, etcétera. Vatuadell cent llamps, el lugar parecía un campo minado de excrementos, su comentario fue: «No le digas a algún propietario que recoja las cacas, si no quieres tener problemas». Ni con carteles, ni multas, este tipo de personajes incívicos son difíciles de erradicar.

Me vino a la memoria cuando unos amigos, hace años, nos invitaron a pasar un fin de semana en su velero, de unos diez metros de eslora, nos acompañó su perro, al principio pensé, esté animalito nos va a dar la tabarra en un espacio tan reducido. Pues nada de nada, mi amigo lo había educado a la perfección; cuando nos sentábamos para comer o cenar, desaparecía – no me acuerdo del nombre del can -, cuando tenía ganas de evacuar o pipí, movía el rabo con intensidad para que lo bajara del velero, toda la noche dormía en "su cama" y no daba señales de vida hasta que alguno de nosotros se levantaba de la nuestra.

Dos ejemplos a tener en cuenta, después de todo llego a la conclusión que, lo más importante para la convivencia entre amo y perro, es la educación. Recomendar a los de Dalt la Sala, hagan cumplir las ordenanzas al respecto, que obliga a recoger las cacas y no dejar el perro suelto, cuyas infracciones pueden costar hasta 300 euros, quan et tocan sa butxaca fa seny.

"El perro es el mejor amigo del hombre", pero también, "El hombre es el mejor amigo del perro".