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Nuestra roqueta sigue siendo un lugar especial, tanto para los que nos visitan, sea en plan turístico o como segunda residencia, como para nosotros los isleños, los indígenas de toda la vida.

Uno de los temas prioritarios, es la conservación del medio ambiente; somos hospitalarios con los que respetan nuestras costumbres, tanto con los crucerístas, turistas esporádicos, ciudadanos que conviven con nosotros, bien por tener una segunda residencia o por motivos de trabajo.

El calificativo de «Isla blanca» se va perdiendo, ya que se refería a las fachadas de las casas encaladas y un referente había sido Sant Lluis, que con la ampliación del pueblo los tiempos han cambiado, ya no encalamos, sino que pintamos de blanco la mayoría de sus fachadas, pero a alguna de ellas, se usan diversos colores, que a mi entender no casan con la fama que se había ganado a través de los años, de pueblo blanco.

Uno de los lugares más visitados del termino de Sant Lluis, es el pueblo de pescadores de Binibèquer Vell, cuyo promotor Antonio Sintes, recibió en el año 1971 la Medalla al Mérito Turístico por dicha construcción…por internet podemos leer: «En la costa sur de Menorca se encuentra uno de los rincones con más encanto de la isla, el pueblo de pescadores de Binibeca Vell. Este pequeño poblado de casitas blancas encaladas y de estrechos callejones empedrados que conforman un auténtico laberinto recrea un típico pueblo de pescadores del Mediterráneo. En contra de lo que pueda parecer este poblado es relativamente moderno».

Unos conocidos con segunda vivienda en Binibeca viven en el extranjero por motivos de trabajo, son unos enamorados de nuestra roqueta, especialmente de este "pueblo de pescadores"; me han enviado unas fotos con texto, para que expresara a través de mi columna semanal de «Es Diari» su indignación por un tema en concreto. Vatuadell cent llamps, después de leerlo he preferido transcribirlo entero: «Hola, te mando la foto de la destrucción con alevosía de la belleza del poblado de pescadores Binibeca Vell. Está justo en la entrada por la calle que bordea el mar. Al llegar a esa esquina se tiene que girar a la derecha, porque empieza la zona peatonal. Es decir, todo el que llega por esa carretera encuentra este monumento al mal gusto. Ya el edificio es para echar a correr, indigno de estar donde está, aunque eso ya es irreversible, pero si encima lo disfrazan de hortera, con letreros que incluso desde el mar insultan la sensibilidad del ojo. ¡Qué pena que la primera impresión de un lugar bello sea tan ordinaria! Y qué patético que se dejen hacer esas cosas, aunque aún es más triste que nadie haga nada para remediarlo. O quizás sí se ha hecho, pero hay demasiados intereses creados, a saber...Lo dejo en tus manos. Aprovecho para mandarte diferentes fotos, utiliza la que te parezca más significativa. Como a mí me hierve la sangre cada vez que lo veo, soy poco objetiva». Apreciada M.P. me solidarizo contigo, por supuesto.

También seguimos perdiendo el calificativo de «azul», de la costa sur de Menorca he recibido de M. M. unas fotos recientes del litoral cuyas aguas están hechas una mierda; se me recomienda haga la pertinente denuncia mediática, calificando de incívicos y gamberros, a los que dejan la porquería sin recoger en la costa del litoral o a los navegantes que la tiran por la borda. Tarjeta roja para ellos.

El pasado miércoles hacía un viento del carajo, a las nueve de la mañana me llama por teléfono un vecino para comentarme que está bajando a baixamar y de los contenedores de reciclaje había volado todo tipo de cartones, a consecuencia del viento y un ciudadano conocido nuestro, corriendo por la Costa de sa Peixetería, los había recogido y depositados en el pertinente contenedor… Apreciado O.S. te mereces un fuerte aplauso de nuestra parte, por tu cívica labor ciudadana.